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Científicos pretenden encontrar metano a 100 Km de profundidad

  • Domingo, 26 Septiembre 2004 @ 03:18 CEST
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Artículos El diario ABC ha publicado hoy una noticia en la que se informa de los experimentos realizados para producir metano a partir de materia inorgánica, y de esta manera poder demostrar que algunos hidrocarburos pueden tener un origen no orgánico. Reproducimos a continuación el texto completo de la noticia: La Tierra puede ocultar grandes reservas de hidrocarburos a gran profundidad

A. AGUIRRE DE CÁRCER/

Produjeron burbujas de ese gas con una mezcla de agua, calcita y óxido ferroso, sometida a la temperatura y presión existente a 100 kilómetros de la superficie.

Por primera vez, un equipo de científicos ha creado metano en laboratorio a partir de materia inorgánica que fue sometida a temperaturas y presiones similares a las existentes a 100 kilómetros bajo el suelo, en esa densa, caliente y semisólida capa interna de la Tierra que se llama manto. El experimento acometido por geofísicos de cinco Universidades y laboratorios nacionales de Estados Unidos demuestra que los hidrocarburos pueden formarse a grandes profundidades por simples reacciones inorgánicas, lo que significa que las reservas de combustibles fósiles pueden ser mucho mayores de lo imaginado. Así las cosas no resulta extraño el especial eco que los resultados de este trabajo publicado en «Proceedings» de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. ha tenido en ese país, especialmente preocupado por el posible agotamiento de los yacimientos de crudo a medio plazo.

Componente principal del gas natural, el metano es el hidrocarburo más abundante en las entrañas del planeta. Junto a los depósitos de metano, aparecen frecuentemente zonas de presión relativamente baja donde hay bolsas de petróleo líquido, a 5-10 kilómetros de la superficie. La existencia de hidrocarburos a superiores profundidades y su posible origen inorgánico ha sido ampliamente debatido, pero sin acuerdo por falta de datos contrastados.

Una teoría muy discutida

El grueso de la comunidad científica sostiene que el petróleo y demás combustibles fósiles se forman por la descomposición de plantas y animales, cuyos restos quedaron sepultados hace millones de años. Sólo unos pocos investigadores defienden la posibilidad de que puedan formarse a partir de materia inorgánica en las peculiares condiciones físicas del interior del planeta. Thomas Gold, astrofísico de la Universidad de Cornell, fue uno de los principales defensores de esa teoría. Gold aseguraba que las moléculas biológicas que se detectan en el petróleo y en el gas natural no son una prueba de su origen orgánico sino trazas de microorganismos que hallaron su particular nicho biológico a grandes profundidades. A lo largo de la última década se han descubierto bacterias capaces de alimentarse a gran profundidad de metano, soportando grandes temperaturas y presiones. Pero lo cierto es que no se había podido demostrar que los hidrocarburos puedan producirse sin la intervención de materia orgánica.

Ahora, el equipo dirigido por el geofísico Henry Scott lo ha logrado con un aparato donde una muestra con agua y materiales abundan en el subsuelo, como el óxido de hierro y la calcita, fueron sometidos a condiciones de presión y de temperatura similares a las existentes a entre 100 y 200 kilómetros. Este equipo de investigadores comprobó que se formaron burbujas de metano en el interior de ese aparato cuando la temperatura alcanza 1.500 grados centígrados, con presiones de 50.000 a 110.000 atmósferas.

Burbujas de metano

«Nuestros resultados demuestran que el metano puede formarse por la combinación reactiva de calcitas con minerales ricos en hierro y agua bajo condiciones que son habituales en la franja superior al manto», matiza el científico Laurence Fried, coautor de esta investigación en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore.

Puesto que el manto, la densa, caliente y semisólida capa de 2.900 kilómetros de grosor, representa el 80 por ciento del volumen de nuestro planeta, la cantidad de hidrocarburos que puede cobijar la Tierra es mucho mayor de lo que nadie había imaginado, precisa el profesor Henry Scott. La posibilidad de explotar esas hipotéticas reservas está fuera del alcance de las tecnologías disponibles, ya que la profundidad de los pozos de petróleo y gas rara vez supera los diez kilómetros de profundidad desde que en 1859 se realizaron las primeras perforaciones.

El geólogo Alan Rankin, de la londinense Universidad Kingston, puntualiza que cabría la posibilidad de buscar, cerca de la corteza, bolsas de metano atrapado durante su proceso de ascenso desde el manto hacia la superficie. Según Rankin, la cantidad recuperable sería en cualquier caso relativamente baja si se compara con las reservas de gas y petróleo conocidas.

En el año 2002, un equipo de investigadores de la firma Gas Resources Corporation de Texas (Estados Unidos), en colaboración con científicos rusos, había anunciado la producción de hidrocarburos en un experimento similar, pero ese experimento tuvo una acogida escéptica porque no podía seguirse paso a paso el proceso. El equipo utilizado ahora permitió analizar, entre dos puntas de diamante, las distintas reacciones que se producían en las muestras de óxido ferroso, calicita y agua a diferentes temperaturas y presiones extremas. De esa forma, los investigadores estadounidenses observaron que la formación de metano se producía en un amplio rango térmico y de presión, aunque las mejores condiciones aparecían a 500 grados.