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Sin inversión no hay petróleo

  • Lunes, 30 Agosto 2004 @ 19:48 CEST
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Artículos Reproducimos por su interés un artículo publicado en The Wall Street Journal que trata sobre las inversiones de la industria del petróleo y su efecto en el precio del petróleo: Renuencia de las petroleras ha invertir puede incrementar el precio del petróleo. Por Bhushan Bahree, en Nueva York, y Patrick Barta, en Bangkok.

En abril, a medida que los precios del petróleo se acercaban a niveles récord, el presidente de la Agencia Internacional de Energía (AIE) convocó a los representantes de varios de los mayores productores de energía del mundo a una reunión urgente en París.

La demanda mundial de petróleo crecía a un ritmo que para 2030 habrá aumentado un 50%, explicó el presidente de la AIE, Claude Mandil. Pero la inversión en nueva producción de petróleo y gas era un 15% inferior a los US$210.000 millones anuales que se calcula que son necesarios para mantenerla. Mandil dice que en aquel entonces instó a los productores a intensificar sus esfuerzos por construir más instalaciones de extracción petrolera. Tras un acalorado debate sobre el pronóstico de la demanda, los empresarios del petróleo, incluyendo funcionarios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) e importantes petroleras internacionales, permanecieron firmes, según cuatro participantes.

Temerosos de que los precios pudieran desplomarse de nuevo, como en 1998, ninguno estaba dispuesto a elevar el gasto drástica mente.

"Los países de la OPEP dijeron que esperarían a ver si se producía un aumento estructural en la demanda", afirma alguien que asistió a la reunión. "Pero eso podría llevar años".

Ante el aumento de los precios en un 50% en lo que va de año y el hecho de que el precio del barril alcanzó casi los US$50 la semana pasada, los gigantes del petróleo desde Texas a Teherán están registrando ingresos récord. Pero a medida que fluye el dinero, están gastando pocos fondos en encontrar y extraer más petróleo. En esencia, esto se debe a que lo que es bueno para la economía mundial (amplia capacidad de reservas) representa grandes riesgos para las principales petroleras occidentales y la OPEP, que han aprendido la lección a raíz de otros excesos de oferta de petróleo ocurridos en el pasado. Esto ha abierto una de las mayores brechas potenciales entre oferta y demanda en los 150 años de historia del sector petrolero. Actualmente el mundo tiene aproximadamente el mismo exceso en capacidad de extracción, alrededor de un millón de barriles al día, que en vísperas del embargo petrolero árabe de 1973. Pero ese exceso representa ahora sólo el 1% de la demanda total, frente al 2% en 1973, debido a que el consumo de petróleo ha aumentado alrededor del 44% en las últimas tres décadas. La OPEP calcula en privado que se necesita un exceso de capacidad del 4% para mantener el equilibrio en los precios.

Las seis mayores petroleras de EE.UU. y Europa tienen previsto obtener un flujo de caja récord de US$138.000 millones este año, lo que representa un aumento con relación a US$108.000 millones en 2003, dice la firma John S. Herold Inc. de Norwalk, Connecticut. Pero el gasto de capital de las seis grandes apenas crecerá de US$63.000 millones en 2003 a US$68.000 millones, y eso se debe en gran parte a un aumento de costos, pronostica Herold.

Por otro lado, se están perforando menos de 2.500 pozos para encontrar yacimientos nuevos de petróleo y gas en todo el mundo, menos de la mitad de la cifra máxima en 1981. Y la capacidad de refinación de petróleo se ha quedado estancada en el mismo nivel durante casi 25 años.

La escasez de proyectos petroleros podría dejar al mundo vulnerable a impactos en el precio causados por el estancamiento del crecimiento durante la próxima década. Cada aumento de un punto porcentual en la tasa de crecimiento mundial requiere un alza de alrededor de 500.000 barriles al día en el consumo de petróleo, calcula Global Insight, una firma de pronósticos con sede en Massachusetts. Si el suministro no se mantiene a la par, en los momentos en los que el mundo se expanda rápidamente, como ahora, los precios aumentarán a niveles que romperán el crecimiento económico y frenarán la demanda.

En ese sentido, el mundo ya ha comenzado a experimentar un efecto suave, en el que la tasa de crecimiento de EE.UU. se ha desacelerado a un 3% anual en el segundo trimestre frente al 4,5% en el primer trimestre, en parte a causa del alza en los precios de la energía. "Estamos ahora en esa situación", dice Daniel Yergin, presidente del directorio de Cambridge Energy Research Associates. "Lo pagaremos con un crecimiento económico más lento".

Por supuesto, si los precios se mantienen la inversión aumentará. Y los precios podrían caer repentinamente si los fondos de cobertura y otros compradores a corto plazo deciden retirarse.

Mientras tanto, podría estar surgiendo una reacción a la negación de las gigantes petroleras occidentales de explorar nuevos yacimientos. En Asia las grandes compañías petroleras nacionales también están acumulando efectivo. Muchas de ellas, como Oil & Natural Gas Corp. de India o National Offshore Oil Corp. de China, se están volviendo mucho más activas a la hora de buscar petróleo en el extranjero, en parte porque sus países de origen carecen de los suministros de energía adecuados para apoyar un rápido crecimiento económico.

Pero incluso un auge instantáneo en la exploración llegaría demasiado tarde para aliviar el mercado actual, que es consecuencia de una demanda robusta tras años de inversiones insuficientes en nuevos yacimientos petroleros. Los proyectos petroleros tardan entre dos a 10 años para entrar en funcionamiento; John Browne, presidente del directorio de BP PLC, sitúa el plazo de finalización promedio en siete años. De modo que el ritmo de la capacidad de extracción de petróleo de hoy en día es producto de las decisiones que se tomaron hace años.

"Somos prudentes", dice Robert Castaigne, director financiero de la francesa Total SA. "Devolveremos el dinero a los accionistas si tenemos que hacerlo". Y eso están haciendo: las Seis Grandes petroleras occidentales están recomprando acciones a un ritmo récord e incrementando su pago de dividendos. Las recompras de acciones sumaron US$25.000 millones este año, calcula Herold, un aumento con relación a US$12.400 millones el año pasado.