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Arabia Saudita confirma un hecho consumado

  • Martes, 27 Julio 2004 @ 21:10 CEST
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Artículos El sitio web de análisis financiero Prudent Bear publicó el pasado 13 de julio un artículo de Marshall Auerback titulado "Arabia Saudita confirma un hecho consumado" (Saudi Arabia Ratifies a Fait Accompli) en el que se ofrece un sumario de las dudas que el verdadero estado de las reservas sauditas está provocando. Les ofrecemos el artículo traducido a continuación: Arabia Saudita confirma un hecho consumado

Marshall Auerback, 13 de julio de 2004.

Traducido por Marcos Martínez.

“Los saudíes están por encima de su capacidad. Esta es mi opinión ... No tienen infraestructura, ni más oleoductos o gaseoductos, ni separadores de agua del petróleo (grandes y muy caras esferas que se utilizan para separar lo que emerge después de inyectar agua en un pozo). Tienen petróleo muy pesado que produciría asfalto mediante una refinería convencional. Pero no necesitamos asfalto, sino gasolina. Y esta necesita para su elaboración de una refinería compleja que tarda en construirse entre 7 y 10 años.”(1)

A comienzos de julio los funcionarios saudíes anunciaron que estaban satisfechos con el actual nivel de los precios mundiales del crudo, en torno a los 35 dólares el barril. Lo que viene a ser el más claro indicio de que el reino ha abandonado su apoyo al viejo rango de la OPEP entre los 22 y los 28 dólares por barril. Así Ali al-Naimi, actual ministro saudita del petróleo, indicó que, a los niveles actuales, el precio del crudo era ‘justo’. De esto se derivan dos implicaciones:

La primera es que los sauditas se han alineado ahora con el resto del cártel de la OPEP al insinuar implícitamente que la vieja cota de referencia de los 22$-28$ está por debajo de lo justo. De lo que se deduce una simple pero dramática conclusión: es altamente improbable que veamos un ‘sorprendente octubre’ en el que los saudíes inunden de crudo el mercado del petróleo para bajar bruscamente los precios y así ayudar a una segura reelección de Bush. El reino se enfrenta a un aumento de los costes de la asistencia pública y a una escalada en las tensiones políticas, por lo que necesita un gasto adicional de capital para incrementar su capacidad petrolífera. Goldman Sachs estima que requieren un precio promedio mínimo de 30 dólares el barril durante los próximos 5 años para mantener su actual gasto ‘per cápita’.

La segunda y quizá aún más significativa, es que la declaración dice mucho sobre el verdadero estado del suministro y la demanda en el mercado petrolífero. El modo de proceder del reino constituye un implícito ‘hecho consumado’ que consiste en aceptar su incapacidad para incrementar sustancialmente la producción más allá de los niveles actuales, haciéndonos así fatalmente próximos los días del ‘peak oil’. Comentando el estado de las reservas del reino, el analista independiente Colin J. Campbell advierte lo siguiente:

“Los comunicados sobre las reservas del país son altamente sospechosos y constituyen un secreto de estado. En el 2002 un artículo sugería que tan sólo habían unas reservas probadas de 160 Gg, mientras que el antiguo director de Aramco afirmó recientemente que sólo eran de 130 Gb. El país informó en 1989 que eran de 167 Gb, y esto fue antes de que tuvieran motivos para inflar sus reservas en la ‘guerra de las cuotas de la OPEP’, que se basaba en éstas. Lo que hace sospechar que los 263 Gb declarados como reservas representan el total que esperan encontrar y no lo que queda, que es lo que normalmente se entiende. Sólo así se hace comprensible por qué pese a la constante producción a duras penas se han modificado los números oficiales durante veinte años”.

“A pesar de manifestar lo contrario, es diáfano que Arabia Saudita está produciendo crudo a su máxima capacidad, y aún le costará trabajo mantener este nivel. La producción llegará hasta los 8.5 mb/d y probablemente se mantendrá así hasta el 2015, declinando después de forma terminal en torno a un 2% anual. Para que los yacimientos más pequeños incrementen la producción se necesita una inversión descomunal, pero el país está muy poco incentivado para realizar algo semejante, máxime cuando esto produciría una caída de precios que aceleraría el desgaste de unos recursos de los que dependen totalmente.” (2)

El último apunte de Campbell va dirigido especialmente para aquellos que continúan albergando esperanzas sobre el regreso de un petróleo barato. Son los vestigios de un consenso entre los inversores de Wall Street y algunos políticos del oeste, para quienes los ahora altos precios del crudo serían una anormalidad temporal. Semejante optimismo está fuera de lugar y refleja el actual estado (inflado) de los objetivos de producción de las compañías petrolíferas y los países productores de petróleo. Las primeras suelen albergar habitualmente un optimismo exagerado por su deseo de transmitir a los inversores que todavía tienen atractivas perspectivas de crecimiento. Esto fue especialmente cierto en el caso de Shell cuando fulminó a su CEO y director de exploraciones por haber exagerado de forma persistente las reservas de la compañía.

Por lo que respecta a las segundas, por salir en apoyo de sus ambiciosos objetivos de producción y así poder negociar cuotas más favorables en la OPEP. Pero un análisis cuidadoso de estas optimistas previsiones revelan, de lejos, que están basadas en dudosos presupuestos sobre la investigación y la tecnología, así como también en irreales proyecciones temporales. En efecto, todos asumen muy bajas tasas de agotamiento sobre las actuales producciones de crudo. Finalmente, las fuentes históricas muestran que este tipo de prejuicio optimista impera ya desde hace algún tiempo, pero el actual crecimiento de la producción no resiste con consistencia semejantes previsiones.

Es llamativo que la inmensa mayoría de los analistas de petróleo de Wall Street (que, por cierto, son las mismas compañías) basen sus pronósticos apuntando continuamente al viejo rango de precios de la OPEP de 22 a 28 dólares por barril, a pesar de la creciente evidencia de escasez de abastecimiento que asoma amenazadoramente. Pero los comentarios de la semana pasada de Arabia Saudita guardan estrecha relación con las preocupaciones levantadas por Nigeria, Irán y Venezuela, dando a entender que la OPEP finalmente puede estar admitiendo la nueva realidad. Ha pasado a primer plano la dinámica de agotamiento (‘depletion dynamics’) - un término técnico que hace referencia al declive de la producción de los campos existentes a pesar de la demanda o del incremento de las inversiones de capital para mejorar su rendimiento-. Las inversiones dirigidas tanto a las nuevas y más pequeñas reservas como a la mejora de los campos existentes nunca serán bastante para doblegar esta dinámica de agotamiento. En consecuencia, aún con más altos precios y más altos niveles de investigación, el crecimiento de la producción de crudo perderá velocidad de forma paulatina.

Todo esto invita a poner en tela de juicio la eficacia del proyectado incremento de producción anunciado el pasado mes por la OPEP en Beirut a bombo y platillo. Sus directivos aseguraron al mundo que la organización incrementaría la producción de 22 a 25.3 millones de barriles por día con la intención de enfriar los recalentados precios del crudo. Pero se puede poner en tela de juicio la sostenibilidad de semejante subida, pues el cártel no ha bombeado semejantes volúmenes de crudo desde la segunda convulsión petrolífera producida por la revolución de Irán hace ya un cuarto de siglo.

Un artículo del Washington Post iba dirigido justamente en esta dirección:

“Si se extraña sobre la dirección que están tomando los precios de la gasolina a largo plazo, olvídese por un momento de las cuotas de la OPEP y las perforaciones en el ‘Artic National Wildlife Refuge’ y en lugar de eso considere el ‘Hubbert’s Peak’. Este no es un lugar, sino un concepto desarrollado hace medio siglo por el geólogo King Hubbert y que explica sobradamente lo que hoy está sucediendo con el bombeo de petróleo. Hubbert argumentó que en un cierto punto la producción de crudo alcanza un cenit y a partir de ese momento declina sin parar sea cual fuere la demanda. En el año 1956 predijo que la producción petrolífera de U.S.A alcanzaría el cenit en el año 1970 y comenzaría a declinar a partir de ese momento. Los escépticos se mofaron, pero acertó”.

“En la actualidad parece que la producción mundial, unos 80 millones de barriles al día, alcanzará su cenit en breve. De hecho, la producción convencional ya ha alcanzado su cenit y está descendiendo. Por cada 10 barriles consumidos de petróleo convencional sólo se descubren 4 nuevos. Sin el petróleo no convencional de las arenas asfálticas (‘tar sands’), el gas natural licuado y otros depósitos, la producción mundial ya habría dado con su cenit hace algunos años.”

“En el debate se quedan asuntos más importantes, como el impacto social del decline de la producción, los modos de minimizar sus efectos y cuándo tendrá lugar. Desafortunadamente, los políticos han ignorado el ‘Hubbert’s Peak’ y no tienen planes para hacerlo frente: olvídalo si está más allá de la siguiente elección.” (3)

La referencia al ‘Hubbert’s Peak’ –después de decir que el geólogo fue el primero en hacer la simulación para la dinámica del agotamiento en la parcela del petróleo– omite observar que la predicción fue muy debatida dentro y fuera del negocio petrolífero hasta que en los ochenta demostró ser cierta. La razón fundamental para que aparezca una curva en forma de campana en cualquier representación gráfica que relacione la producción con el tiempo, se debe a que la exploración no es un proceso aleatorio y que tanto el gas como el petróleo están reduciendo drásticamente sus activos. Cuando comienza la exploración de un área las reservas más grandes son las más fáciles de encontrar. La producción total aumenta en la medida que se van incorporando la exploración de la reservas más pequeñas. Pero con el tiempo no se pueden encontrar suficientes reservas menores para contrarrestar el declive de la producción que se produce por el agotamiento de las reservas de mayor tamaño. Los precios y la tecnología afectan al área comprendida por debajo de la curva –que es la cantidad total de petróleo y gas extraído durante el lapso de tiempo- pero no su forma. Imagíneselo como un proceso similar al envejecimiento y muerte en los organismos vivos, tal como el mismo Hubbert acertadamente lo ejemplificaba.

Actualmente, desde 1970, los tres descubrimientos más grandes fuera de la OPEP han sido también fuera de E.E.U.U y se espera que alcancen el cenit de su producción con sólo 0.25 mb/d –mucho menos que el cenit de producción de los descubrimientos más grandes encontrados en el pasado en E.E.U.U, Rusia, Oriente próximo, Méjico, Venezuela y Nigeria. No obstante, a pesar de las trompetas que se le han dado a estos nuevos descubrimientos, es importante observar que simplemente compensarán el descenso de la producción de los campos existentes y no incrementarán el conjunto del suministro global de crudo. Por cierto, el decepcionante ‘éxito’ de los últimos 30 años se ha producido a pesar de formidables inversiones generadas por los dramáticos altos precios del petróleo en los años setenta y muy especialmente en los ochenta. La evidencia de las dos últimas décadas sugiere que ya no se encontrarán más campos gigantes para suplir la drástica reducción de las actuales reservas más extensas y suministrar un aumento en la producción de crudo, algo que dan por garantizado la mayoría de partícipes del mercado.

Desafortunadamente, la historia del Washington Post sólo se apoya en las generalidades del cenit del petróleo y excluye los duros datos que han salido a la luz durante los dos últimos años y que apuntan a la inminente aceleración de la dinámica de agotamiento, especialmente en Arabia Saudita. Allí, tanto Ghawar, el campo más grande del mundo (4), como los otros grandes campos, están viejos y agotados. En años recientes, para poder mantener el nivel de producción los saudíes han tenido que recurrir a inyecciones de agua y a la llamada perforación “bottle-brush” – técnicas que tienden a dañar y acelerar el declive de las reservas (5).

Para un país con un formidable excedente de producción marginal, según se alega, encaminarse a semejantes técnicas de extracción es probablemente la confirmación de una desaconsejable maniobra. Citamos de nuevo a Collin Campbell:

“Se deben inyectar en el interior del campo grandes cantidades de agua, porque un depósito de alquitrán ha bloqueado el empuje normal del agua en el costado este. La naturaleza fragmentada del depósito dificulta cimentar la entrada de agua en el pozo. Aramco actualmente está empleando tecnología punta para perforar múltiples ramales en pozos muy desviados para barrenar tanto como permita el depósito. Todo esto muestra su desesperación.” (6)

En efecto, todo esto huele a desesperación porque, tal como apunta el analista Michael C. Rupert, “en la medida en que el agua es introducida a presión en el yacimiento, el petróleo es empujado en ascenso hacia la cabeza del pozo, de modo que se incrementa la extracción. No obstante, cuando el nivel de agua golpea el fuste horizontal, a menudo sin avisar, la totalidad del campo está muerto y la producción inmediatamente desciende hasta su extenuación final. (7)

Los ejemplos abundan: la producción de Siria ya se encuentra en la fase final de su decadencia. Según Ali Samsam Bakhtiari (vicepresidente de la compañía nacional de petróleo de Iran) Yemen será el siguiente y él mismo ya ha insinuado varias veces que la producción saudita de crudo habría alcanzado su cenit en la primavera del 2003. Se añade el analista William Kennedy: “En 1975 Exxon, Mobil, Texaco y Chevron estimaron las máximas reservas recuperables del campo de Ghawar torno a los 60 billones de barriles. A finales de 2003 ya se habían producido 55 billones de barriles y en la actualidad se están produciendo 1,8 billones al año. Esto muestra lo cerca que debe estar del final. Cuando Ghawar muera el mundo entrará oficialmente en su declive”. (8)

Aunque a primeros de este mes la especulación en el mercado de futuros contribuyó a que el precio del crudo estuviera por debajo de los cuarenta dólares, los precios han recuperado de nuevo ese nivel. El gobierno americano ha elevado su previsión central para el petróleo a un promedio de 37 dólares el barril durante los próximos 18 meses, cuando hace tan sólo tres estaba por debajo de los 30$. El fuerte crecimiento de la demanda global de energía, la pérdida de capacidad en algunos estados de la OPEP y el incremento de los índices de agotamiento contribuirán todos ellos en el futuro a tensar con fuerza el mercado. Aún más, tal como indica el ‘Financial Times’ “Es necesaria una concentración de reservas antes de que llegue el pico estacional de demanda del cuarto trimestre. Pero el aumento de las reservas de crudo no resuelve el problema de la insuficiente capacidad de refino en los E.E.U.U.”

No viene al caso sostener que los actuales altos precios que predominan son el premio a la ‘inestabilidad política’ de la zona. Pues han sido los mismos sauditas los que han abierto la posibilidad de que se produzcan ataques terroristas en sus instalaciones petrolíferas por su reiterado compromiso de empujar al alza la producción de petróleo para bajar los precios. Hace tres semanas fueron los únicos de la OPEP en salir de la reunión de Ámsterdam con el planteamiento de incrementar la producción. Esta aislada posición muy probablemente les ha ganado las iras de los terroristas proporcionándoles un interés especial en entorpecer la producción, tal como ya ha estado sucediendo en Irak durante los últimos doce meses. Algunos expertos en seguridad creen que están expuestas a posibles ataques instalaciones como Ras Tanoura o Abqaiq, que son los complejos petrolíferos más grandes del mundo. Aún quedan las dudas sobre la lealtad de las fuerzas de seguridad saudíes, pues parecen haberse infiltrado extremistas islámicos entre los cuadros de mando. Los recientes ataques sobre el personal extranjero relacionado con el petróleo parecen desvelar intrincados lazos ocultos entre las fuerzas de seguridad y las células de Al Qaeda operativas en el reino. Una parada temporal de esas instalaciones desajustarían definitivamente las previsiones del petróleo barato, pues la economía americana sostiene su crecimiento gracias a la importación del 60% de su crudo.

¿Hacia dónde irán los precios del petróleo? Esto no es simplemente una cuestión académica. El crecimiento futuro de la economía americana depende en gran medida de un abastecimiento energético fiable y accesible. Los indicios de un amenazante cenit en la producción de petróleo están comenzando a impactar de forma seria en el crecimiento económico, teniendo además como telón de fondo una fragilidad financiera sin precedentes. El inexorable constreñimiento del abastecimiento está desestabilizando el mercado petrolífero, que se manifiesta ahora comportándose con precios extremos en cuanto se manifiesta la más pequeña perturbación. Los altos precios del petróleo continúan incrementándose produciendo tensiones en el consumo, especialmente en los Estados Unidos, al mismo tiempo que se va reduciendo la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. ¿Estamos preparados para hacer frente a precios considerablemente altos? Esta es una pregunta que ningún político ha encarado todavía con honestidad. El mercado lo continúa negando, pero los altos precios de la energía son la nueva realidad económica.

Si ciertamente se termina produciendo una “sorpresa petrolífera en octubre”, probablemente la conmoción resultante se producirá de forma que ni los consumidores ni los políticos la apreciarán hasta que comporte precios bruscamente más altos que los que actualmente tenemos. Los días del petróleo barato han llegado a su fin. La pregunta es, entonces, cuánto crecerán y a qué velocidad lo harán a partir del nivel actual.

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  1. Matt Simmons, Simmons & Co., destacado analista independiente del petróleo. Obtenido de: www.fromthewilderness.com/free/ww3/062104_berlin_peak.html
  2. Collin J. Campbell, “La atribulada monarquía de Arabia Saudita”, 21 de julio de 2004.
  3. James Jordan y James R. Powell , “Después de que el petróleo se agote” Washington Post, 4 de junio de 2004. En www.washingtonpost.com/wp-dyn/articles/A17039-2004Jun4.html
  4. El consumo mundial de crudo actual está en torno a los 81 mb/d. La producción OPEP es de 27.5 mb/d (excluido Irak) y Arabia extrae 9mb/d, es decir el 32.73% de la producción OPEP y el 11.11% de la demanda mundial. Resulta que Ghawar bombea a razón de 1.8 billones de barriles al año, es decir 4.9 mb/d. Estos datos indican que el campo ‘Rey de Reyes’ satisface, como mínimo, el 44% de la producción saudita, el 17.8% de la OPEP y el ¡6% de la demanda mundial! Sin lugar a dudas, su agotamiento traerá graves repercusiones internacionales, pues está por ver quién y de qué modo aportará tan ingente cantidad de crudo. Sospecho que los movimiento del gobierno americano en África andan en esa dirección, pero este estudio lo reservo para un artículo del que ya estoy comenzando a recopilar la información. (N. Del T.)
  5. Gracias al cine y la televisión creo que todos tenemos en mente cómo se extrae el crudo desde la superficie. Bien, cuando un yacimiento es nuevo, en el subsuelo se encuentran ‘bolsas de petróleo’ cuya extracción se realiza bombeando en línea ascendente y totalmente vertical, pues las bocas del pozo se han barrenado justo encima. Cuando este pozo entra en su fase de agotamiento son necesarias técnicas más agresivas. Principalmente se emplean dos. La primera consiste en buscar la periferia subterránea del yacimiento y desde allí perforar el subsuelo para inyectar agua en la caverna donde antes estaba la bolsa de crudo. Al ser mayor la densidad del agua, según se llena obtenemos el petróleo en las capas superiores, como cuando mezclamos agua con aceite. Pero hay otros pozos ‘menos cavernosos’, donde el petróleo queda estratificado en diferentes capas separadas por arcillas u otros tipos de estratos. Se trata entonces de barrenar verticalmente hasta dar con las capas, porque a partir de esa profundidad se barrena en horizontal aspirando con múltiples ramificaciones. Por hacernos una idea, se introduciría algo como la escobilla (‘bottle-brush’) que usamos para limpiar el ‘excusado’, donde el mango es el tubo de bombeo y las ‘hebrillas’ serían ramales que aspiran el crudo estratificado allí donde se encuentre. Evidentemente, el tamaño es mayor y las ‘hebrillas’ son también tubos. Como es fácil comprender, no sería necesario recurrir a estos métodos de ‘segunda generación’ si los campos tuvieran aún las reservas de crudo anunciadas o de ‘primera generación’. Luego deben estar en su fase terminal, pues en Arabia Saudita se están empleando desde 1990. De hecho en Ghawar se obtiene un barril de agua por cada tres de petróleo. Recomiendo www.csis.org/energy/040224_simmons.pdf (N. Del T.)
  6. Collin J. Campbell, “La atribulada monarquía de Arabia Saudita”, 21 de julio de 2004.
  7. www.fromthewilderness.com/free/ww3/062104_berlin_peak.html
  8. www.fromthewilderness.com/free/ww3/062104_berlin_peak.html