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George McRobie, economista y vicepresidente del Intermediate Tecnology Group

Viernes, 30 Abril 2004 @ 00:54 CEST
Autor: altea
Lecturas 3.042

En su tiempo, me sedujo Schumacher con "Lo pequeño es hermoso". Según descubro hoy, George McRobie es un discípulo suyo, un economista que busca posibles soluciones para lo que se nos avecina. Adjunto un documento suyo titulado "Tecnología para el desarrollo humano y sostenible" (archivo PDF, 879 Kb) y un enlace a una entrevista. McRobie es director del Intermediate Tecnology Development Group (ITDG ), una de las ONGs especializadas en cooperación tecnológica más veteranas y mayores del mundo. En el artículo "Tecnología intermedia" McRobie explica cómo nació y se ha desarrollado ITDG.

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George McRobie, economista y vicepresidente del Intermediate Tecnology Group | 2 comentarios | Crea una cuenta nueva

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Agricultura orgánica

Escrito por: LoadLin sobre Viernes, 30 Abril 2004 @ 13:40 CEST

Estaba recordando las gráficas de Rosalejo sobre consumo y producción y viendo este artículo me he dado cuenta de ciertas cosas.

Primero, nuestro consumo actual es, principalmente, para consumos superfluos, transporte y para el mantenimiento una agricultura errónea.
Cuando decimos agricultura, estas no son las plantas. Las plantas crecen con la luz del Sol, no las alimentamos. Pero \"alimentamos\" la maquinaria para consechado fácil, así como fertilizantes para ayudar a crecer más fácilmente a las plantas.

Pero esta gente nos está demostrando que podemos obtener rendimientos similares usando tecnologías orientados a la minimización del consumo energético.
Si el planeta produce alimentos para 6000 millones de personas ahora, también los podrá producir después, si conseguimos mantener los rendimientos de producción con un mínimo de consumo energético.
¡Hay esperanza!

Obviamente, ellos mismos lo reconocen. El sistema de producción es radicalmente diferente al actual. Y el resto de consumos superfluos deberán desaparecer.
Pero si podemos alimentar a todos, el panorama futuro mejora bastante.
Obviamente, si el planeta soporta 6000 millones, 500 millones podrían vivir con mucha más calidad de vida y mantener el planeta en mucho mejor estado que el actual.
Pero al menos lo soportaría.

Creo que este es un mensaje importante a la hora de explicar las cosas.
Al menos es mejor que decir que en 50/100 años la población se va a reducir en un 80%.

George McRobie, economista y vicepresidente del Intermediate Tecnology Group

Escrito por: Protágoras sobre Martes, 04 Mayo 2004 @ 02:50 CEST

Siento no ser tan optimista. De hecho es la alimentación la razón de que esté tan preocupado.
Conozco a Hubbert desde los 70, pero nunca me preocupó excesivamente lo del petróleo, pensaba que se podría sustituir su contribución energética con renovables, y en ese sentido incluso me alegraba que hubiese un final para esa energía barata que tantos destrozos medio ambientales ocasionaba. Total, que se acabaran los coches, plásticos y fibra textil sintética, etc. no era tan grave, ya se encontrarían sustitutos.
Sin embargo, hace dos años, trabajando el tema de la alimentación fui consciente del catastrófico balance energético de la agricultura moderna, y me quedé asombrado. Después vino lo de Iraq, que, para mí fue la campanada avisando que ya estaba próximo el “pico” de Hubert. Entonces fue cuando me alarmé (contribuyó el “Cuento de terrorismo energético” de PPP).
Naturalmente que hay alternativas, cualquier alternativa, cualquiera, es mejor que la agricultura actual. Incluso la agricultura más primitiva que conozco, la de los Tsembaga.
La agricultura en realidad consiste en aprovechar en nuestro beneficio la capacidad que tiene las plantas para convertir energía luminosa, mediante la fotosíntesis, en energía química. Una agricultura será tanto más rentable cuando tengamos que invertir menos energía en el trabajo agrícola que la que obtengamos posteriormente en forma del alimento (energía química) que nos proporcionen las plantas. La agricultura de los Tsembaga, que consiste en quemar parcelas de selva tropical y en los claros así obtenidos cultivar un huerto que les dura uno o dos años, a veces tres. Por ese sistema obtienen 16 calorías por cada una de trabajo invertida.
Consiguen además mantener una densidad de población de 64 hab por milla cuadrada (muy superior a si fuesen solo recolectores-cazadores en que sería de una persona por milla cuadrada). Para hacerse una idea la densidad de población en Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y Castilla-Leon, es de menos de 30 habitantes por kilómetro cuadrado, por ejemplo.
¿Como es posible que siendo las cosas así tengamos la agricultura que tenemos? Porque a pesar de ser un disparate, al estar forzada por el petróleo es más productiva. Voy a poner el ejemplo más bestia que conozco.
Según Lünzer (citado por Ulrich y otros en Factor 4, pág. 101) para obtener una caloría de verduras de invernadero hay que utilizar más de 500 calorías de energía.
¡Por una caloría estoy obteniendo 0,002! ¡Los Tsembaga obtienen un rendimiento 8.000 veces mayor! Y la cerealera castellana tradicional (de secano) es ¡10.000 veces más eficiente, energéticamente hablando!
¿Cómo es que hay tanto invernadero si el balance energético es tan desastroso?
Porque es más productiva por hectarea y por horas de trabajo/hombre. Una hectárea produce varias cosechas al año, más abundantes y con más seguridad: frente a heladas se calienta el invernadero, e incluso se mantiene constantemente una temperatura óptima, las plagas se controlan con pesticidas, el agotamiento del suelo se soslaya con abono químico, incluso se pueden trucar los foto periodos con iluminación artificial.
Lo mismo ocurre en general con la agricultura moderna, y por eso triunfó la “revolución verde” por tener unas productividades por hectárea y por horas de trabajo/hombre mayores que la tradicional. Y eso será así mientras el petróleo siga barato.
Cuando se acabe el petróleo hay que esperar una caída de la productividad agrícola por hectárea y por horas de trabajo.
Pero no es ese el único problema, y seguramente no es el más grave, el más grave es que muchas zonas de cultivo actuales no lo podrán ser, porque el agua se está bombeando desde acuíferos con el nivel freático cada vez más bajo, y esos bombeos cesarán. Además muchos suelos agrícolas estarán totalmente desestructurados y empobrecidos: inservibles. No habrá abono químico para rectificarlos. Muchos de esos suelos se abandonarán y muy posiblemente se erosionaran, desapareciendo.
Hay que esperar una fuerte disminución de la producción agrícola. Esa disminución vendrá acompañada, además, de una caída fulminante del comercio mundial, con lo que la insuficiente producción local de alimentos no se verá aliviada con alimentos procedentes de otras partes o con su saludable intercambio.
De manera que a mi lo que me preocupa no es que se acabe el petróleo, lo que me preocupa es su peor consecuencia: la hambruna que se nos vendrá encima.
¿Solución? Si. Sólo haría falta un cambio desde ya a la agricultura biológica, una eliminación de los regadíos por bombeo, dejado solo los de gravedad, un relleno de los acuíferos, una recuperación del ganado de labor, la utilización de las semillas tradicionales, ganadería integrada en la agricultura, etc. etc. En definitiva, una utopía.

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Solo frenando el crecimiento tenemos alguna posibilidad de sortear el desastre...

George McRobie, economista y vicepresidente del Intermediate Tecnology Group

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