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Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Jueves, 19 Febrero 2004 @ 17:32 CET
Autor: Daniel
Lecturas 3.264

Pedro vuelve con una nueva entrada en la sección "El Mono Desnudo": "Otro Cuento de Terrorismo energético: la clonación" donde relaciona esta nueva actividad de la ciencia con el consumo de energía. Nada que ver con una crítica desde la moral, al menos desde la moral ortodoxa católica: es un puro asunto entrópico lo que está moviendo estos descubrimientos y trabajos. Un interés capitalista y de concentración de la riqueza, que Pedro denuncia.

Comments

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación | 6 comentarios | Crea una cuenta nueva

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Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: chestertown sobre Jueves, 19 Febrero 2004 @ 20:24 CET

ademas del componente de business que mueve toda esta emergente industria del cloning hay una fascinación puramente religiosa por la posibilidad de alcanzar o jugar a ser inmortales. Yo creo que esto es un ejemplo de idiotez humana por cuanto va contra su propia condición de mortal. Y uno se plantea si quiza esté movida por una mala conciencia o un deseo de venganza contra la propia especie. O dicho de otra manera: todo esto parece estar alimentado por un oscuro deseo de regresar por así decir a la época en la que todos eramos seres inmortales, cuando eramos bacterias. Quizá en nuestro cerebro hay una programación nostalgica que nos lleve a operar un camino de vuelta auqnue sea acosta de poner en peligro a la especie como tal.

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: magoniaexpres sobre Viernes, 20 Febrero 2004 @ 01:21 CET

Hum, menos mal que los frikis clonados y manipulados van a extinguirse, pero dentro de lo malo y desde el punto de vista evolutivo casi es peor clonar, porque es más \"conservador\" mantener el ADN que cambiarlo.
Lo que no sé qué sucederá entre que las especies \"fuertes\" se apoderan de las \"tiquismiquis de la civilización\". Veo muchos problemas a la hora de cultivar y criar animales, ¿no?

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Magoniaexpres, a toda máquina

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"Sólo tengo desprecio hacia el mortal que se anima
con esperanzas vacías".
Sófocles. ('Ayax')

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: LoadLin sobre Viernes, 20 Febrero 2004 @ 09:48 CET

PPP, creo que sufres de tecnofobia.
Pero te olvidas que el ser humano es tecnológico de manera \"natural\".
Nuestra ropa, nuestros cultivos, incluso desde siglos con nuestras herramientas rudimentarias son tecnologías. Rudimentarias, pero tecnológicas.

Que seamos capaces de trasplantar el corazón de una persona en otra no es una aberración. Es maravilloso.
Igualmente ocurre con todas las tecnologías como la clonación que habre las puertas a la obtención sin límites de células madre que permitirá curar muchas enfermedades ahora incurables.

El problema no es la tecnología, sino nuestro histórico problema de \"centraditis\". Nos hemos creido el centro del Universo. La única especie inteligente.
Cuando compramos unas zapatillas solo vemos el precio... el esfuerzo que nos supone A NOSOTROS conseguirlas.
En nuestra precipitada carrera por lograr cosas magníficas como visitar otros mundos nos olvidamos de que estamos destruyendo cosas muchísimo más importantes y maravillosas aquí.

Ese es el problema. No que intentemos llegar más lejos, sino que nos olvidemos que todo acto tiene un precio. Que vemos solo nuestro objetivo sin ver las consecuencias de nuestros actos. Y lamentablemente llevamos mucho tiempo mejorando (o eso cree la mayoría) \"a crédito\". A crédito del petróleo, a crédito todos de los recursos naturales, a crédito del tercer mundo, a crédito de nuestros descendientes...

Pero el crédito se acaba.

Ya deberíamos haber aprendido la lección. Si cortas un árbol y no plantas otro, le quitas algo al bosque. Y si lo haces una y otra vez, lo acabas
matando.
El problema no es cortar el árbol. El problema es que si lo cortas, debes plantar otro.

Tenemos que aprender a devolver lo que se nos da. O si no, nos tocará pagar el precio más grande de la historia de la humanidad.

Endeundamiento 0... con nuestro entorno.

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: Teru sobre Viernes, 20 Febrero 2004 @ 11:18 CET

Enhorabuena por el artículo Pedro, te ha quedado bordado!

Es evidente que el fin que se persigue con la manipulación genética no es otro que la acumulación de dinero y poder (el dinero es poder al fin y al cabo), pero esta bien repetirlo una vez más, siempre puede haber alguien más que se pare a reflexionar y se de cuenta un poco mejor de la realidad en que vivimos.

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www.lascartasdelavida.com

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: magoniaexpres sobre Sábado, 21 Febrero 2004 @ 18:43 CET

No sé si PPP tiene tecnofobia, porque ese término se aplica alegremente a cualquiera que no siga con beata devoción (una beatería contrapuesta pero parecida en el fondo a la \"vaticanista\") las últimas locuras del sistema.
Yo no me considero ni pro ni antitecnología; por lo demás, si es verdad todo esto del colapso energético la discusión entre tecnófobos y tecnófilos dejará de tener sentido de aquí a 30 años, si es que alguna vez tuvo algo de tal sentido.
En un futuro posindustrial habrá tecnologías, o restos de las mismas, lo que pasa es que ya no serán tan espectaculares y \"milagrosas\", sino más \"cutres\" pero no por ello innecesarias. Por supuesto, los neoludditas a lo Zerzan siempre podrán vivir como Neo-Neanderthales en cuevas rechazando la horrible vida de campesinos y pastores que llevaremos (o al menos espero llevar) los \"tecnófilos\" del futuro (que ahora somos considerados como tecnófobos mira por dónde).
Bien por el artículo de PPP siempre que sepa distinguir la tecnología del tecnologismo capitalista, que yo creo que los distingue perfectamente.
Todo lo que denuncia se merece el rapapolvo, EMHO.

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Magoniaexpres, a toda máquina

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"Sólo tengo desprecio hacia el mortal que se anima
con esperanzas vacías".
Sófocles. ('Ayax')

Otro cuento de terrorismo energético: la clonación

Escrito por: PPP sobre Domingo, 29 Febrero 2004 @ 21:31 CET

Te entiendo, LoadLin, y se lo difícil que es expresar las ideas que siento, intentando no ofender a los pobres trasplantados y demás beneficiados del sistema. Pero creo que no es tecnofobia, sino odio a la forma en que se emplea la tecnología. No creo que el ser humano sea tecnológico de forma “natural”, aunque este debate daría para una enciclopedia, con puntos de vista respetables en todos lados. De hecho, la especie humana ha vivido muy bien desnuda, con pelo y sin conocer siquiera el fugo unos dos millones de años (algunos antropólogos pondrían al hombre a dos patas algún millón de años antes). Y lo único que manejó en todo ese tiempo, son herramientas tan simples como las que manejan hoy los chimpancés, de los que nadie diría que son “tecnológicos de forma natural”. Los cultivos y la domesticación de animales tienen 7.000 años y nadie diría que eso es una aplicación tecnológica; en todo caso, un desarrollo simple de la manualidad. De hecho, ni siquiera en el XIX se empleaba la palabra “tecnología”, sino la de “técnica” o “ciencia”.

Así pues, ¿dónde parar lo que denominamos progreso? Difícil respuesta, LoadLin, estoy de acuerdo. Yo no tengo todavía claras las fronteras ni las barreras, a pesar de lo que he escrito. Pero si en un tiempo fui un incondicional defensor del progreso científico, por mi propia formación, ahora dudo y cuanto más pasa el tiempo, dudo más. Es difícil y complejo de explicar.

Ya he dicho alguna vez que ese hombre primitivo, que tanto vilipendiamos y que ahora seríamos incapaces de replicar, dada nuestra falta de adaptación a un medio que, además, está muy destruido, pasó durante dos millones de años, sin extinguirse como especie, transmitiendo sus genes a sus sucesores y dejando el entorno prácticamente como lo recibieron. Matrícula de honor, aunque en lo individual sufriesen de una corta esperanza de vida (algunos antropólogos incluso confirman en cazadores recolectores, magníficas y armónica estructuras corporales y vidas medias respetablemente altas) y estuviesen sometidas a los azares de la naturaleza. El hombre agrícola duró 7000 años (todavía existe en la mayor parte del planeta, aunque no nos lo creamos) y ha transformado la naturaleza algo más, pero tampoco tanto. Es el homo industrialis, el que ha mejorado enormemente la vida INDIVIDUAL de la especie humana, a costa de destrozar el ambiente en apenas 150 años y dejar amenazada a su progenie, después de haber destruido, en tan corto tiempo, un tercio de las especies animales y vegetales del planeta, algo que jamás había sucedido antes. Dado que esto son hechos, no puedo refutar, ni dar la vuelta a la historia ni a la antropología, aunque quisiera. En esta perspectiva, espero que entiendas que a veces hubiese preferido no avanzar y haber vivido con callos en las manos y sabañones en las orejas, o haber muerto a cornadas de un toro bravo en un valle cualquiera de la Península, mientras intentaba cazarlo a los 18 años en una ceremonia de iniciación, que vivir cómodamente tecleando a 20 º C en mi casa. Espero que se me entienda, aunque no pueda cambiar los hechos.

Y en cuanto a la medicina de la clonación, lo que critico, no son los intentos honestos de médicos y científicos de mejorar la calidad de vida humana, sino precisamente la pérdida de esa perspectiva global y ese principio hipocrático que todos ellos se supone juran.

Critico también la medicina que avanza muchísimo, en forma de punta de lanza, pero exclusivamente para una minoría económicamente privilegiada. Contra eso, un español o un europeo (no un estadounidense) podrá contraargumentar que en España esas operaciones son gratuitas y con cargo a la Seguridad Social y que salvan vidas. Sin duda. Pero la cuestión es que si los recursos son limitados y el principio hipocrático tiene carácter universal, los medios que sean deberían dedicarse a salvar el mayor número posible de vidas viables, que se pueden salvar con el menor coste posible, antes de embarcarse en complicadas (y muy costosas) tecnologías para salvar pocas vidas.

Por ejemplo, tengo decir que aborrezco los espectáculos de separaciones de mellizos unidos por partes inverosímiles, ejemplares inviables para la vida, que exigen la presencia en quirófano de veinte cirujanos simultáneamente y durante todo un santo día, que se transmiten por televisión a doscientas universidades, como si ese fuese el problema principal del 40% de los partos de seres humanos, con la aquiescencia y el negocio circense que acompaña a todos estos sucesos. Esto está sucediendo mientras esos mismos cirujanos tienen listas de espera de cientos de operaciones, quizá vitales y quizá mucho más sencillas, de varios meses. Y mientras millones de otros no saben ni siquiera lo que es el agua oxigenada, las vendas, la aspirina o la vacuna trivalente. Eso no es tolerable.

Algunos me responden a esto, que en vez de retirar los fondos de las operaciones de trasplantes de órganos o de investigaciones con células madres para hacer tejidos u órganos sustitutivos no rechazables, que las retiremos primero de la industria armamentística. ¿Cómo no voy a estar de acuerdo en esta prioridad? Pero es curioso que los que me exigen que acepte esta prioridad solo lo hacen DESPUÉS de haberlos puesto en la tesitura de ver la inmundicia del mundo y sin mucha convicción. Y desde luego, lo hacen sin calcular que sus propios gobiernos, esos que ellos votan, jamás apoyarán una medida así. Y sin calcular que, aunque la apoyasen y lo consiguiesen, seguiría habiendo déficit de riqueza en muchos sitios y exceso de pobreza en otros, porque ya sabemos que el promedio humano es de seres humanos equivalentes a máquinas de 2000 vatios, permanentemente enchufadas a la Biosfera. Y ese simple nivel promedio está agotando a la Naturaleza a pasos agigantados. Yo ya soy consciente y estoy convencido de que el máximo nivel de vida autosostenible es el de una persona de, como mucho, 1.000 vatios de promedio, conectado a la Biosfera. Y eso no da para sofisticados laboratorios, con microscopios electrónicos que vean las hélices del ADN, en cámaras de aire acondicionado extremadamente filtrado y con múltiples dispositivos carísimos. Sin embargo, estoy convencido de que puede haber una medicina más humana (y científica también, por qué no; no rechazo a la ciencia porque sí) en el nivel de consumo promedio e igualitario, además de sostenible, de los 1.000 vatios, que es el de la civilización agrícola primitiva. Una medicina en la que los dentistas puedan evitar infecciones bucales, se pueda vacunar a los niños (sin estrógenos raros), se puedan reparar fracturas y hacer operaciones sencillas para todos y donde la asistencia sanitaria sea universal, en el sentido de que atienda a ciudadanos en ciudades no tan monstruosas como las actuales, sino mucho más rurales y de dimensiones humanas y en contacto con la naturaleza (por tanto sin complejísimos y costosísimos quirófanos y escáneres que solo se pueden centralizar en esas grandes urbes, por su enrome costo)

Claro, que esos mil vatios no dan para que haya un destrozado en una autopista, venga un helicóptero a recoger su hígado en una cajita isotérmica y lo lleve la otro lado de España, donde un equipo de muchos cirujanos y ayudantes alivian a una anciana que tenía su hígado machacado. Eso es un gasto social enorme, dentro de un estilo de civilización muy por encima de los 1.000 vatios per capita, no nos engañemos.

Espero haber clarificado en algo mi opinión.

Saludos

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