Bienvenido(a) a Crisis Energética, Anonymous Jueves, 28 Marzo 2024 @ 22:07 CET

El valor añadido

  • Sábado, 09 Junio 2012 @ 08:21 CEST
  • Autor:
  • Lecturas 2.361
Artículos

Presentamos un artículo enviado por Rafael Iñiguez sobre el significado del "valor añadido" y lo que implica en relación al poder detentado en nuestras sociedades industriales tecnificadas.

Entre los Recursos limitados, los autómatas finitos y el “Valor añadido”.

Diariamente nos convencen de que estamos en un mundo permanentemente innovador, el ’y ahora más’ que cada día nos invade es un ‘credo’ que ha calado como la religión de la sociedad del mundo desarrollado. Cada año, nos presentan nuevas versiones de todo lo que nos acompaña en el día a día, nuevos modelos de móviles, de tablets-pc, de coches, de videoconsolas, de electrodomésticos, de moda, hasta de ropa interior que debe ser de carísima marca ‘chic’... todo pasa a ser ‘antiguo’ en unos meses, obsoleto... La semana pasada me cambiaron el contador de agua, que tenía pocos años y funcionaba bien, por otro con pantalla de lectura LCD. El contador de energía eléctrica, que también funciona bien, y que además no es ni mío, lo sustituirán pronto, y hasta pretenden obligarme a que el cambio lo pague yo. Tenemos que cambiar de coche o pagar y superar obligatoriamente una ITV que fiscaliza tanto o más las luces opcionales del cuadro de instrumentos, que la eficacia de los amortiguadores. La apariencia es lo más importante y rige muchas decisiones, además, detrás de todas estas tendencias y leyes que nos obligan a consumir y reponer constantemente, están las grandes empresas y sus cómplices que "por tres perras gordas", nos envían a sus ejecutores, esbirros y lacayos: Las impersonales e implacables subcontratas.

¿Porque se remodelan tantas cosas de nuevo y se convierten en desfasadas a las anteriores?, ¿Por qué nos presionan para estar a la última una y otra vez? ¿Que obtenemos de este permanente estado de estrés?  Nosotros realmente poco, pero los que nos proporcionan muchas de estas banalidades, nadan en la opulencia y ostentan el poder, el negocio es claro: Mucho beneficio y poca inversión, ya que la mayor parte de las veces solo compramos ‘humo’. Vamos tan rápido dando tumbos en el interior de la ola que no sabemos que es lo que pasa, aunque si pudiéramos pulsar el botón de pausa en el reproductor multimedia en que hemos convertido nuestra vida, y mirar detenidamente, quizás podríamos analizar la situación y ver que somos una ‘mercancía’ manipulable.

¿Qué grandes inventos se han producido en los últimos 25 años?

Una cosa es mejorar y otra inventar, hemos ‘mejorado’ en todo, ¿Pero sobre la base de qué? Si analizamos cual es la auténtica revolución, no cabe duda: El CONTROL de la potencia. Recordemos que potencia es la tasa temporal de la capacidad de producir  trabajo P = W / T. Teníamos la energía, fallábamos en el control. ¿Cómo se ha producido todo esto?, Pues es sencillo, la “informática aplicada a todo” ha sido la clave. Los ordenadores no son inteligentes, pero son rápidos y exactos en los cálculos, en los que el ser humano por el contrario es lento y se equivoca. La lógica de control digital aplicada sobre casi toda la tecnología existente es el autentico protagonista, los nuevos inventos casi no se han producido, pero se han mejorado los existentes. Los protagonistas: nuevos materiales, los microprocesadores, las memorias, las sondas y los sensores, los motores paso a paso y los autómatas finitos que regulan toda la ‘dosificación’ de la potencia. Las aplicaciones se llevan a cabo en tiempo real en casi todos los usos existentes: coches, aviones, barcos, ascensores, satélites artificiales, herramientas, electrodomésticos,  televisores, lavadoras, robotización de fabricas, armamento, telares, teléfonos móviles, emisoras, radio-receptores, medicina, diagnósticos y medidas, ofimática, maquinarias que diseñan y fabrican otras máquinas con control numérico, generadores de imágenes de universos virtuales..., estas han sido y son la verdadera revolución tecnológica. Los avances en control propician las diferentes versiones que se nos ofrecen de las nuevas ofertas de productos, básicamente son ‘valor añadido’, esfuerzo en software (programas, sistemas operativos) con algunas mejoras en el hardware. (Los componentes electrónicos en sí) Pero, ¿Qué pasa inadvertido en toda esta optimización y eficiencia? Lo primero es la falsa sensación de infinito poder que percibimos los humanos, solo un gesto o pulsar un botón y cualquier ‘magia’ se produce al instante en nuestra escala de tiempos, sin esfuerzo, es como una droga para nosotros y conlleva un grave riesgo por la dependencia vital en la que nos hemos instalado. También ha ocurrido que la ‘Paradoja de Jevons’ se ha manifestado en su máximo esplendor y ha multiplicado las aplicaciones y su uso, con soluciones que tienen una implementación a muy bajo coste de fabricación, pero de un altísimo ‘valor añadido’. Sin embargo, para que funcionen estos ‘gadgets’, se tiene que abastecer su gran avidez de energía, todos tienen un gran deposito de combustible, una rara batería de litio o un grueso enchufe sediento de amperios. Una energía que encapsulada en recursos finitos, demandamos para satisfacer nuestros caprichos infinitos.

Esto no es la primera vez que ocurre en la historia de la humanidad, el comercio en el nuevo mundo (descubrimiento de América) con los indígenas, se basaba en cambiar baratijas por materias primas, recursos valiosos cambiados por espejitos de colores y... armas. ¿Algo ha cambiado? Dale al botón de la pausa del video de tu vida y párate a pensar, cuantas ‘pamplinas’ tienes acumuladas y cuanto has pagado o debes por ellas, y sobre todo a quien ‘sirven’, pero observa esta palabra, no es el verbo ‘servir’ sino el sustantivo ‘sirviente’, ¿Quien sirve a quien?

Pero existe otra cuestión más peligrosa, ¿A quien has otorgado el poder?, Éste es el mayor problema que inadvertidamente hemos creado, firmando un pacto con el diablo. Una cesión de nuestra libertad a los dueños del ‘tinglado’, que en la mayoría de los casos no son un dechado de virtudes, sino justo lo contrario, hemos resucitado lo peor del feudo medieval, con corruptelas y amiguismos. Las oligarquías y los individuos de baja extracción moral se han adueñado de las llaves de paso del flujo de los recursos vitales, la mayoría de las veces propiedad de los mal llamados pueblos ‘subdesarrollados e ignorantes’, deslumbrados y engañados por la magia de la tecnología barata. No somos sino ganado al que se conduce a través de la cerca eléctrica al que se apalea, ordeña y sacrifica según a la casta superior le viene bien.

Además, con el poder económico que tenemos impuesto, y al que hemos cedido, tienen carta blanca para esquilmar el planeta a su antojo, un cheque en blanco, firmado sin ponderar por todos nosotros, cheque que emplean sin que les tiemble el pulso, arrasando los recursos que quedan, propios o ajenos, que lo mismo da. ¿Alguien tiene en cuenta la ‘Capacidad de Carga’ o el impacto de la ‘huella ecológica’? Estos últimos se sacan de los balances y es como en el tópico de los golfillos que entran por la cola del cine, “ya pagará el último”.

Por desgracia y como Antonio Turiel denuncia en su  post, confundimos tecnología con energía y lo virtual con lo auténtico, porque ‘el valor añadido’ no es material, pero una vez convertido en dinero, sí exigirá una contrapartida física de energía y recursos, unas materias primas reales cada vez más escasas y representadas por una deuda que no podremos pagar.

Rafael Iñiguez.

Junio 2012.