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Petróleo inelástico

  • Jueves, 16 Febrero 2012 @ 14:27 CET
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Artículos Redacción CE: añadimos una adaptación de los gráficos que aparecen en el artículo de Murray y King en el número 481 de Nature.

Nuevo artículo a toda página de Mariano Marzo para el suplemento "Dinero" del diario "La Vanguardia" (suscripción) del 12/02/2012 titulado "PETRÓLEO INELÁSTICO". Clara advertencia a los economistas BAU que leen el diario. Se puede decir más alto pero no más claro.

"La producción global de crudo ha entrado en un prolongado periodo de estancamiento Independientemente de las reservas, la energía necesaria para producir un barril está aumentando" "(...) se consigue transmitir el mensaje de que todo va bien: el suministro de líquidos, expresado en millones de barriles diarios, aumenta, adaptándose aparentemente a una demanda creciente. Sin embargo, se omite una información esencial: el contenido energético de un barril de crudo no es el mismo que el de otros líquidos" "El segundo ejemplo de contabilidad creativa es la de referirse a las reservas de petróleo en número de barriles, sin especificar el contenido energético neto de los mismos. Dicho contenido resulta de la diferencia entre la energía bruta suministrada por un barril y la consumida en el proceso de extracción. "

Artículo (suscripción):

PETRÓLEO INELÁSTICO

La producción global de crudo ha entrado en un prolongado periodo de estancamiento. Independientemente de las reservas, la energía necesaria para producir un barril está aumentando

Un reciente artículo publicado en la revista de referencia científica Nature señala que desde el 2005, año en que la producción global de crudo se situó en torno a los 74 millones de barriles diarios (mbd), hemos entrado en un prolongado periodo de estancamiento, puntuado por subidas y bajadas, pero sin superar un techo cercano a los 75 mbd alcanzados en el 2010. Una tendencia que contrasta con el aumento de la producción experimentado desde finales del siglo pasado.

El trabajo que les comento, firmado por James Murray, un científico de la Universidad de Washington, en Seattle, y David King, director de la Smith School of Enterprise and the Environment de Oxford y ex consejero científico del Gobierno Británico, también presenta otra interesante conclusión. La comparación entre precios y producción de crudo, desde 1998 hasta la actualidad, permite constatar que el inicio del estancamiento en la producción detectado a partir del 2005 coincide con una abrupta transición entre dos épocas: una, en la que el suministro respondía de forma elástica ante cualquier incremento de precios causado por un aumento de la demanda, y otra, inelástica, caracterizada por una amplia fluctuación de los precios en respuesta a cualquier pequeño cambio de la demanda.

La economía del petróleo podría, por tanto, estar adentrándose en un pantanoso terreno de volatilidad extrema. La pregunta es: ¿por qué no hemos detectado este posible problema con la antelación necesaria para gestionarlo de forma adecuada? Seguramente, los motivos son muchos y variados, pero hay uno que merece ser destacado: el de la escasa fiabilidad de las estadísticas sobre el petróleo. Estas constituyen un claro ejemplo de contabilidad creativa. Les citaré sólo dos ejemplos.

El primero es la práctica de diversos organismos de referirse en sus análisis, no a la producción de petróleo, sino a la de combustibles líquidos. Estos últimos incluyen: el crudo, los petróleos no convencionales, los líquidos del gas natural (LGN) y los biocombustibles. Con esta nueva contabilidad se consigue transmitir el mensaje de que todo va bien: el suministro de líquidos, expresado en millones de barriles diarios, aumenta, adaptándose aparentemente a una demanda creciente. Sin embargo, se omite una información esencial: el contenido energético de un barril de crudo no es el mismo que el de otros líquidos, de forma que, por ejemplo, un barril de LGN tan sólo reemplaza 0,7 barriles de un crudo estándar. Si tenemos en cuenta esta equivalencia, y que el crudo representa un porcentaje cada vez menor del total de la producción global de líquidos, resulta que si expresamos esta en unidades energéticas, no en barriles, hace ya seis o siete años que dicha producción está estancada. Y la situación se agravará en el futuro, ya que las proyecciones apuntan a que la aportación de los LGN al suministro global de líquidos pasará de un 13,5% en el 2010, al 16,1% en el 2020 y al 17,8% en el 2035.

El segundo ejemplo de contabilidad creativa es la de referirse a las reservas de petróleo en número de barriles, sin especificar el contenido energético neto de los mismos. Dicho contenido resulta de la diferencia entre la energía bruta suministrada por un barril y la consumida en el proceso de extracción.

Sin duda, el petróleo fácil y barato es cosa del pasado: la producción se está desplazando a áreas menos accesibles y más remotas, necesitamos perforar a mayores profundidades y cada vez dependemos más de los petróleos no convencionales que requieren de unas técnicas de extracción más agresivas y costosas. Por todo ello, la energía invertida en el proceso de producción de un barril está aumentando, lo que significa que, independientemente de que las reservas mundiales puedan crecer en número de barriles, la energía neta disponible está disminuyendo de forma acelerada.

No hace falta ser un experto en física para darse cuenta que la industria energética no debería medir su producción en unidades de volumen, sino en unidades de energía.

El uso de malas prácticas de contabilidad, como las comentadas en este artículo, constituye una bomba de relojería. Si la información sobre las que basamos nuestros análisis y prospectivas está maquillada, lo normal es que un buen día la realidad se nos desvele en toda su crudeza y que la burbuja nos estalle, una vez más, en las narices.