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El declive energético desde la perspectiva de Cuba

  • Martes, 27 Septiembre 2011 @ 17:47 CEST
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Presentamos a los lectores de Crisis Energética el trabajo de un joven investigador, Emilio Santiago Muiño, titulado "Un observatorio para el declive energético del siglo XXI: viabilidad social y sostenibilidad en Cuba, desde el Periodo Especial hasta el presente" (fichero PDF, 1,8MB). Emilio realizó este ensayo como trabajo final de un máster de Antropología de Orientación Pública, y como preparación para su tesis doctoral, que quiere dedicar a la conexión entre energía y organización social en la agricultura cubana.

Emilio ha tenido además la amabilidad de escribir un texto introductorio que ayudará a los lectores a entender mejor su trabajo, y que en mi opinión constituye una gran ayuda para entender desde dónde y con qué intenciones ha confeccionado su ensayo. Ojalá todos los autores se muestren tan francos y autocríticos con sus trabajos.

Mando desde aquí un afectuoso saludo a Emilio, agradeciéndole que haya compartido con nosotros su esfuerzo y os dejo con su carta de presentación, que seguro os animará a conocer su trabajo.

Carta a la comunidad de Crisis Energética.

Saludos a todas y todos.

Esta carta tiene dos o tres intenciones: dar las gracias, devolver el favor y, a través del texto que la acompaña, aportar algo al debate que se está dando en la web. Conocí a Daniel en el congreso de Barbastro del pasado mes de Mayo, le expuse lo que ha continuación vais a leer, y me animó no sólo ha compartir con vosotros el documento que adjunto con esta carta, sino también a contextualizarlo en clave personal, siendo autocrítico con mis propios presupuestos de partida. Vamos allá.

Mi nombre es Emilio. Soy lector compulsivo de Crisis Energética desde el año 2003, cuando me enteré del asunto del cénit del petróleo en una charla en La Casika, la okupa de mi barrio, en Móstoles. Nunca he participado en el sistema de foros de la web, que desde fuera se intuye muy absorbente, por mi absoluta y patológica falta de tiempo, aunque ganas no me han faltado, y algunos hilos los he seguido con cierto detalle. Creo recordar que abrí cuenta un par de veces, pero siempre me olvido de los datos de acceso (no sólo de la password, también del nombre de usuario), porque soy un poco desastre para esas cosas.

Al grano. Desde que supe del pico del petróleo, el tema se ha ido convirtiendo en una pequeña y simpática obsesión, de esas que te hacen ganarte nuevos motes entre los amigos, y que también van marcando el rumbo de ciertas decisiones. Y preocupado por como afrontar la transición a un mundo post-pico del petróleo, desde mi primer contacto con el tema me ha interesado profundamente el caso de Cuba, que muchos ponen como ejemplo de adaptación exitosa en un contexto de carestía energética extrema. Fueron pasando los años, me hice antropólogo social como quien no quiere la cosa, y la adaptación cubana (siempre con la idea de extraer alguna lección práctica para la acción transformadora que está por hacer) se ha convertido en el centro de gravedad de mi actividad investigadora, que está empezando a dar sus primeros pasos (y aunque mi anticapitalismo confeso pueda hacerme sospechoso de simpatías con el régimen cubano poco rigurosas a la hora de emprender una investigación, debo aclarar que esto no ha sido así en absoluto; al contrario: yo vengo de la rama libertaria del movimiento revolucionario, y como muchos sabréis, los anarquistas y los comunistas, especialmente en este país, casi no nos podemos ni ver, aunque eso por suerte parece estar cambiando).

En estos momentos estoy realizando mi tesis doctoral sobre la conexión entre energía y organización social en la agricultura cubana. Ahora mismo me encuentro todavía en España, pero la idea es comenzar el trabajo de campo en Cuba en algún momento del 2012. Y el año pasado, en Octubre, presenté mi Trabajo Final de Máster, que me supuso una especie de ejercicio de precalentamiento en este tema. Ambas cosas, tanto la tesis como el Trabajo Final de Máster, serían inconcebibles sin Crisis Energética y sin la gente que formáis parte de su comunidad virtual. La cantidad y calidad de ideas, datos, referencias bibliográficas, que he sacado y saco de la web, y de vuestra participación en ella, es enorme. Durante todo este tiempo me he sentido como una suerte de parásito que chupaba y chupaba de la inteligencia colectiva desplegada en la página sin devolver ni una gota. Creo que ha llegado el momento de dejar de ser un maldito mosquito y contribuir con algo.

Un observatorio para el declive energético del Siglo XXI: viabilidad social y sostenibilidad en Cuba, desde el periodo especial hasta el presente es el título de mi trabajo final de Máster, que a través de Daniel quiero compartir con todos vosotros. Algunas advertencias previas en forma de autocrítica, que me permiten también disminuir el complejo que siento por hacerlo público:

- Todo el trabajo realizado en este texto se ha hecho, sin excepción, sobre revisión bibliográfica, sin ningún contacto directo con la realidad cubana, y por tanto hay que ser especialmente precavido a la hora de sacar cualquier conclusión. Más que una labor de investigación seria, esto ha de interpretarse como un conjunto de hipótesis y especulaciones que intentan estar fundamentas bibliográficamente (otra cosa es que lo consigan, claro).

- Mi analfabetismo físico, geológico y matemático es absoluto, y por tanto las barbaridades al respecto pueden ser muy evidentes. Toda la sección sobre el problema de la energía en el siglo XXI, que tenía por intención informar a mis profesores de departamento -que por desgracia no están todavía muy puestos en el asunto-, estará, por tanto, sembrada de errores y barrabasadas varias.

- Hay exabruptos filosóficos y políticos algo pintorescos (típicos del aspirante a pensamiento generalista que para mayor jodienda es militante en el gueto libertario) salpicando el texto por aquí y por allá que pueden ser chirriantes, contraproducentes y desafortunados. Fenómeno especialmente notorio en la primera parte del trabajo, en donde expongo mis coordenadas de partida en todos los ámbitos (los teóricos, pero también en el peligroso mundo de los presupuestos políticos).

- El texto es tedioso, plomizo y gris. Dudo que alguien lo pueda leer de principio a fin ni una sola vez, lo cual dice muy poco de mí. El formato universitario me ayuda a sacar lo peor, lo más pedante y lo más rancio en cuanto a exposición y estilo se refiere. Como cuenta pendiente, lograr una manera de escribir en el que lo teórico o lo riguroso no se consiga a costa de lo ameno. En este trabajo, se esta a años luz de eso.

- Como todo esto sigue en marcha, algunas de las cosas que están aquí expuestas ya no podría defenderlas. En Abril, justo después de la última revisión que he efectuado del trabajo, conocí personalmente a Humberto Ríos, en Bullas, Murcia, quien se ha comprometido a echarme una mano con la investigación. Humberto fue uno de los agrónomos cubano pioneros en salir a trabajar conjuntamente con los productores en el campo cuando la cosa se puso realmente jodida. Y tras mi primera charla con él, puedo decir que la imagen idealizada de la ciencia cubana que se describe en el trabajo, en base a un artículo de Levins, es profundamente revisable. Pero como no se puede volver atrás sobre la redacción de un texto una y otra vez, porque es de locos y además hay que dedicar ya el tiempo y el esfuerzo a otras cosas, pues os envío la última versión a pesar de que se ha quedado vieja.

Y esto es todo de momento.

Por supuesto, además de estar abierto a todo tipo de comentarios y críticas, iré socializando y compartiendo con vosotros, si así lo queréis, el resto de la investigación a medida que vaya avanzando, ya que la tesis no deja de ser una excusa para trabajar en un proyecto colectivo encaminado a ese cambio social que, al mismo tiempo, necesitamos y deseamos. Y considero que Crisis Energética es ya uno de los espacios donde ya se está dando ese proyecto colectivo. Ahí está mi interés real; lo demás son rodeos.

Muchas gracias a toda la comunidad de Crisis Energética por vuestra labor. Resulta sencillamente fundamental para los días que vienen.

Un abrazo

Emilio.