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Sí o sí... el fin del antiguo orden petrolero.

  • Lunes, 02 Mayo 2011 @ 17:04 CEST
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Artículos

A diario aparecen una cantidad elevada de notícias cuya importancia depende de diversos factores. De hecho, es factible ver las mismas notícias en diversos medios ya que las agencias distribuyen las notícias por ellas seleccionadas (y manipuladas).

Hace algunos días apareció una, ya comentada en otros medios, que tiene una importancia capital (no es mi intención jugar con el hecho de que la notícia proviene de La Carta de la Bolsa...).

La noticia se titula "Fin del antiguo orden petrolero: ... Sí o sí" (aparecida en "La Carta de la Bolsa"). De hecho apareció conjuntamente con otra relacionada ("Los días de recursos abundantes y caídas de precios ya terminaron").

Del escrito entresaco algunos puntos que me parecen importantes:

  1. Cualquiera que sea el desenlace de las protestas, levantamientos y revueltas que conocen actualmente los países del Magreb y Oriente Medio, una cosa es segura: el mundo del petróleo ya no volverá a ser el mismo.

  2. Esta es la noticia que debería acaparar las primeras planas de todos los periódicos del mundo: el antiguo orden se hunde y con su desaparición asistiremos al final de la era del petróleo barato y abundante.

  3. Por decirlo lisa y llanamente, la economía mundial precisa un abastecimiento creciente de petróleo asequible. Oriente Medio es la única región que puede asegurar la oferta. Esto explica por qué los gobiernos occidentales han apoyado durante mucho tiempo a regímenes autoritarios “estables” en toda la región, dotando regularmente de armamento y formando a sus fuerzas de seguridad. Ahora, este orden atrofiado, petrificado, cuyo mayor logro fue producir petróleo para la economía mundial, está desmoronándose. Que nadie sueñe con un nuevo orden (o desorden) capaz de suministrar suficiente petróleo barato para preservar la era del petróleo.

  4. Una conclusión salta a la vista: los esfuerzos extranjeros por controlar el orden político en Oriente Medio para asegurar el aumento de la producción de petróleo generarán inevitablemente presiones en sentido contrario que darán lugar a una caída de la producción. EE.UU. y otras potencias que observan los levantamientos, revueltas y protestas que se propagan por Oriente Medio y África del Norte harán bien en ser cautelosos: cualquiera que sea su objetivo político o religioso, las poblaciones locales siempre manifiestan una feroz hostilidad a toda dominación extranjera y a la hora de la verdad siempre preferirán la independencia y las ansias de libertad al aumento de la producción de petróleo.

  5. Aunque la rebelión no llegue a Arabia Saudí, el viejo orden petrolero de Oriente Medio ya no podrá reconstruirse. El resultado, sin duda, será un declive a largo plazo de la futura disponibilidad de petróleo exportable. Tres cuartos de los 1,7 millones de barriles de petróleo que produce Libia cada día se retiraron rápidamente del mercado tan pronto como se extendió la revuelta en el país. Gran parte de ese petróleo permanecerá fuera del circuito por tiempo indefinido. Cabe esperar que Egipto y Túnez reanuden pronto la producción, que es bastante modesta en ambos países, hasta volver a los niveles de antes de la caída de sus respectivos gobiernos, pero no es probable que se avengan a formar grandes alianzas con empresas extranjeras capaces de incrementar la producción en detrimento del control local. Irak, cuya refinería más grande acaba de ser gravemente dañada por insurgentes la semana pasada, e Irán no parecen estar en condiciones de aumentar significativamente la producción en los próximos años.

  6. En otras palabras, si trazamos una trayectoria razonablemente previsible a partir de los acontecimientos actuales en Oriente Medio, lo que va a suceder ya está claro. Puesto que no hay ninguna otra región capaz de sustituir a Oriente Medio como principal exportador de petróleo, la economía del petróleo se contraerá, y con ella la economía mundial en su conjunto. Hemos de entender que el reciente aumento del precio del petróleo no es más que un leve y temprano temblor que anuncia el terremoto petrolero que vendrá. El petróleo no desaparecerá de los mercados internacionales, pero en las próximas décadas no alcanzará nunca los volúmenes necesarios para satisfacer la demanda mundial prevista, lo que significa que más pronto que tarde la escasez pasará a ser la característica dominante del mercado. Únicamente el rápido desarrollo de fuentes de energía alternativas y una fuerte reducción del consumo de petróleo podrían ahorrar al mundo las más graves secuelas económicas.

Todos los lectores esta web estamos habituados al tema del cénit del petróleo, sus posibles causas e implicaciones. Con todo, me parece que no todos los lectores tienen asumido las implicaciones que ello conlleva y las imposibilidades tecnológicas de algunas de las soluciones propuestas (ver "Preparando la transición: cómo aprovechar la energía renovable" y demás artículos que sobre el tema ha ido publicando Antonio Turiel).

El resultado final es la de un futuro cercano, más bien próximo, con forma de L en el que el grado de decrecimiento dependerá de la zona donde estemos y de las acciones que desde ya hayamos tomado. Esta afirmación tiene, evidentemente, unas consecuencias importantes. Sin posibilidad de crecimiento, el modelo BAU actual deja de funcionar y por tanto empiezan los problemas sociales y económicos (para hacerse una idea de ello se puede leer el libro de Orlov sobre las fases de un colapso; ver un execelente resumen en "Col·lapse: les cinc fases").

No hace falta que repita que sólo queda una solución posible: el decrecimiento ordenado para evitar males mayores... pero sí que incida en la necesiidad de empezar desde ya. Existen soluciones, dolorosas y no exentas de riesgo, pero lo que no podemos hacer es permanecer impasibles o dejarnos hundir en la desmoralización e inacción. Insisto también en que todas ellas pasan por una localización de dichas soluciones. Es en los municipios (desde los ecosistemas pequeños) desde donde se puede proceder a implementar estrategias para el cambio y la resilencia. El ecosistema grande y con mayor complejidad, veáse el estado o comunidad europea... etc, tan sólo debe ayudar a fomentar las acciones propuestas y evitar un grado de dispersión que inhabilite dichas soluciones. Los políticos deben garantizar una velocidad de crucero adecuada para los cambios... que deben ser realizados desde la base y con la máxima participación. Aunque no sea posible evitar sufrimiento, como mínimo si se puede minimizar... lo contrario es el futuro estilo lemming. La pelota está en el tejado de todos.