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Japón: Millones de personas a merced de la radioactividad.

  • Martes, 05 Abril 2011 @ 00:19 CEST
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Artículos La CRIIRAD (Commission de Recherche et d'Information Indépendantes sur la Radioactivité) señala en su reporte del día 31 de marzo, que desde el lunes 28 de esa misma semana, toda la atención y los esfuerzos están siendo focalizados sobre la contaminación del mar y el desastre ecológico en curso. Sin embargo, la CRIIRAD advierte que no se puede dejar de lado o darle menos importancia, a la urgencia de proteger a las comunidades que se encuentran expuestas a la constante radiación en las zonas contaminadas. La población recibe desde el 12 de marzo, día tras día, hora tras horas y por diversas fuentes, el impacto de las emisiones radioactivas que se escapan continuamente de la central nuclear de Fukushima.

Para poder evaluar la gravedad de la situación, se deben tener en cuenta todas las vías posibles de exposición a la radioactividad a la que está expuesta la población de las regiones afectadas y de esa forma, determinar correctamente las dosis que han asimilado, dado que las fuentes no solo se combinan sino que además se acumulan.

La primera vía de exposición es por el aire. Esta vía comprende la radiación que emiten los aerosoles y los gases radioactivos transportados por el viento hacia las zonas habitadas de la prefectura de Fukushima, y que están llegando inclusive, hasta la ciudad de Sendai en el norte y hasta la ciudad de Tokio en el sur, a 100 y 230 km, respectivamente, de la central de Fukushima. La CRIIRAD advierte que las máscaras para el polvo, que portan los habitantes de estas regiones, no procuran ningún tipo de protección contra el iodo radioactivo, en forma de gas, que se encuentra disuelto en el aire. Es por ello que la medida dada a la población, para confinarse al interior de sus viviendas, fue una solución efectiva solo para el corto plazo, y que nunca debió ser prolongada por más de 15 días.

La segunda vía de exposición son los sedimentos acumulados en el suelo, que comprende las partículas radioactivas que van cayendo continuamente en las calles, las banquetas, los jardines y los patios, resultado del efecto de la lluvia, la gravedad y la nieve.

La tercera vía de exposición es la acumulación de partículas radioactivas que quedan sobre la piel y el cabello de la gente, que son transportadas al interior de las viviendas y que permanecen sobre el cuerpo irradiando, hasta que sean eliminadas por lavado.

La cuarta vía de exposición es la ingestión de agua y alimentos contaminados. La CRIIRAD señala que las autoridades tomaron mucho para imponer medidas de control, sobre los alimentos que presentaban riesgos de radiación, además de que hasta ahora, solo se han retirado de circulación aquellos alimentos donde el nivel de radiación es muy elevado. Por lo que se presume que la población ha ingerido una importante cantidad de productos contaminados.

Para poder evaluar eficazmente el grado de riesgo sanitario al que se están enfrentando los habitantes de las zonas aledañas de la central en un perímetro más allá de los 30 km, es necesario tomar en cuenta la acumulación de todas las vías de exposición a la radiación señaladas anteriormente.

La CRIIRAD advierte que este trabajo es casi imposible debido a la ausencia de un registro continuo desde el inicio del accidente, y que debió haberse hecho sobre las dosis de radiación acumuladas por la población, sumado a la falta de controles sobre las condiciones del aire, del agua y los alimentos. La CRIIRAD evidencia además, que la estrategia de muestreo y análisis de resultados, brilla por su incoherencia, por lo que muchos datos son inutilizables. Sin embargo, numerosos resultados, aun siendo puntuales, parciales y dispersos, evidencian el enorme riesgo al que se enfrentan las poblaciones expuestas a la radiación emitida por la central de Fukushima.

Según la CRIIRAD, la dosis de radiación llega a ser de 10 veces superior a la normal, para los habitantes que se encuentran a 100 km de la central, de unas 100 veces superior a la normal para los que habitan a unos 60 km y de unas 1000 veces para los que se encuentran dentro de un perímetro de 50 km o menos. Se trata en todos los casos, de zonas que no han sido evacuadas ni confinadas a medidas de protección.

Y lo que es peor, no se trata de elevaciones puntuales en los flujos de radiación, sino de largos periodos de exposición. Recordemos que un valor de 8 microSv por hora, equivale a 64 microSv en 8 horas de exposición continua y equivale a su vez, a 1152 microSv (1.1 mSv) en 18 días. Es decir, un valor superior al límite máximo de dosis anual (1 mSv). Y en el caso de que el gas haya penetrado en las habitaciones (como parece evidente), sería necesario calcular entonces, las dosis de exposición sobre la base de 24 horas al día y no 8 horas. De ser así, algunas poblaciones ya habrían acumulado dosis superiores a 3.5 mSv, 3 veces la dosis de un año.

Traducción Edgar Ocampo