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Petróleo: ¿Es 2011 el nuevo 2008?

  • Lunes, 14 Febrero 2011 @ 11:50 CET
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Artículo publicado en www.sostenible.cat:

Después de dos años de tregua por la crisis económica, el petróleo vuelve a repuntar y amenaza la débil recuperación económica.

Al escribir estas líneas, el precio del petróleo Brent ha alcanzado los 97$ el barril, amenazando la frágil recuperación económica y contribuyendo (junto con una climatología especialmente adversa) a una nueva y fuerte alza del precio de los alimentos en todo el mundo. Pese a que la Agencia Internacional de la Energía ya ha dejado claro en varias ocasiones que el mercado petrolero internacional está sujeto a importantes riesgos, no se observan iniciativas políticas destinadas a reducir el consumo y la dependencia (en el caso de los importadores) del oro negro.

A pesar de haber pasado por un lance tan extremo como un precio del barril de 147$ en julio de 2008, parece que estamos empeñados en repetir la experiencia tan pronto como sea posible. Y es que si el empeño de todos los gobiernos es que el PIB vuelva a crecer, poco están haciendo para que este crecimiento no implique un aumento del consumo de petróleo. Se trata de crecer a toda costa y postergar los ajustes estructurales, dado que la prioridad es evitar que el edificio financiero mundial se venga abajo de manera definitiva. Pero la extracción de petróleo continúa, y con ella vamos pasando páginas de un guión cuyo final está ya escrito.

En la ecuación del mercado petrolero, las buenas noticias de los aumentos de la producción siempre se tienen que contrastar con las realidades del agotamiento. Así, algunas áreas especialmente prometedoras, como África y Brasil, están incrementando su producción. En África, después de una caída en la producción durante 2009 se están volviendo a los niveles máximos alcanzados en noviembre de 2007, casi 11 millones de barriles diarios (mbd). Brasil sigue su camino ascendente, con un aumento de la producción de 600.000 barriles diarios (bd) desde 2007, y aporta 2,7 mbd a la producción mundial. Pero al mismo tiempo, otros países están instalados ya en la parte descendente de su curva de producción. Noruega, entre 2007 y 2010, perdió 642.000 bd de producción, mientras que México, con su yacimiento gigante Cantarell en caída libre, ha perdido 782.000 bd.

No obstante, aún restando las pérdidas de capacidad de producción de los países en declive o con problemas varios, el resto de la producción mundial ha podido crecer en un 1,2 mbd durante esos cuatro años, pero no hay que olvidar la variable del consumo: de 2005 a 2009, China ha aumentado su consumo en 1,5 mbd. El problema es que, pese a los aumentos de precio del petróleo, la capacidad de producción no parece responder con la misma fuerza. En el periodo 1995 - 2004, se invirtieron 180.000 millones de dólares en el sector de la exploración y la extracción, y como resultado la producción aumentó en 1 mbd. Pero a partir de 2005 algo cambió de manera profunda, y de repente hacer crecer la producción se convirtió en algo mucho más difícil: en el periodo 2005 - 2010 se necesitó invertir 1 billón de dólares (seis veces más) para obtener un aumento de la producción de 1 mbd.

Según un informe reciente del Deutsche Bank, el crecimiento de la demanda en 2010 (2,2 mbd) fue el segundo más rápido en 30 años, y puede causar que la capacidad ociosa desaparezca por completo en 2012 con la consecuente escalada de precios. Las causas de esta situación son variadas y no solamente atribuibles a las condiciones geológicas: las reservas están quedando progresivamente en manos de compañías nacionales cuyos intereses van más allá de satisfacer un mercado que parece insaciable, y por otro lado, la crisis ha afectado a las inversiones que deben asegurar el suministro de mañana. Sea como sea, las advertencias se repiten y nada parece indicar que las tendencias a las que apuntan las políticas pertinentes (de transporte, especialmente) vayan a conseguir reducir la demanda de petróleo.

Quizás suceda lo mismo que en 2008: solamente una nueva caída en la recesión aliviará la tensión del mercado petróleo. Pero eso no es, evidentemente, ningún consuelo.