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Gassi Touil: ¿el futuro de los mercados energéticos?

  • Miércoles, 05 Septiembre 2007 @ 00:04 CEST
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Noticias Ayer se conoció la noticia de que Sonatrach, compañía nacional energética argelina, rescindía unilateralmente el contrato que la vinculaba con las compañías privadas españolas Repsol y Gas Natural para el desarrollo integral del yacimiento de gas natural de Gassi Touil. El acuerdo a tres bandas data de 2004, cuando el gobierno argelino accedió a compartir con Repsol y Gas Natural un proyecto que incluía no solamente la exploración y la producción, sino también el transporte y distribución. Según apunta el diario español El País,
Fue la primera vez que el Estado perdía el control sobre un proyecto integrado: en él, Sonatrach tenía una participación del 35%, Repsol del 39% y Gas Natural del 26%. El plan de inversiones suma 7.000 millones de dólares (unos 5.200 millones de euros al cambio actual) en 30 años, de los que ya se han invertido unos 600 millones de dólares, según fuentes conocedoras del proyecto.
Los motivos de la ruptura del contracto, según Sonatrach, se deben a los retrasos en los plazos de ejecución del proyecto y al aumento de los costes, aunque según informa EFE, la “prensa argelina cree que existe trasfondo político en decisión de Sonatrach”:
El diario 'El Khabar' recuerda que no es la primera vez que Argelia y España no se entienden sobre el gas natural, aludiendo al reciente conflicto del gasoducto Medgaz, que finalmente fue resuelto de manera favorable para Sonatrach.

Por ello, el editorialista se sorprende de la acción adoptada por la parte argelina en el caso de Gassi Touil, y se pregunta también sobre si detrás de ello 'no existe la manzana de la discordia del Sahara Occidental'.

Otras fuentes, como el Financial Times concretan datos como que los precios más altos del acero y de la ingeniería han doblado los costos de los 2,5 millardos de euros hasta los 5 millardos, citando la inflación del sector del gas y del petróleo y el aumento de los materiales de construcción como la causa.

De momento, el desacuerdo entre las tres empresas está pendiente ahora de un tribunal de arbitraje internacional, al que han acudido Repsol y Gas Natural.

Este no es el único caso en el que se han dado conflictos entre gobiernos y compañías privadas. A finales del pasado año, Gazprom, respaldada por el gobierno ruso, se apropió de la mitad más una de las acciones de Shell en el proyecto de gas de Sakhalin 2. Recientemente, un caso similar al del gas argelino ha provocado una disputa entre la italiana Eni y el gobierno de Kazajstán, a causa del aumento de costes del yacimiento gigante de Kashagan. Pero el intervencionismo estatal no es exclusivo de los países que atesoran importantes reservas energéticas. La OPA de Gas Natural a Endesa también provocó la intervención del gobierno español ante la irrupción del comprador alemán E.on, y recientemente, el presidente francés Nicholas Sarkozy ha impulsado la fusión entre las empresas Gaz de France y Suez, que daría paso a un gigante de los servicios energéticos en el que el estado francés sería el principal accionista con un 35%de los títulos.
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1 "Repsol YPF Upstream 2004". Dejando de lado las particularidades de este asunto concreto, y que como apunta la prensa argelina, no debe descartarse que el gobierno argelino esté usando sus recursos energéticos como palanca diplomática en otras cuestiones, el conflicto entre Sonatrach y las compañías españolas es otro claro episodio del creciente nacionalismo energético del que hacen gala los países ricos en estos recursos. En una entrevista concedida a Petroleum Economist (fichero PDF, 104KB) y que Cotizalia publica traducida hoy, el ministro argelino de energía, Chakib Khelil dibuja el panorama sin tapujos:

El mundo ha cambiado mucho y tener acceso a reservas se está convirtiendo en un parámetro muy importante. Así que incluso con condiciones más duras de las actuales, Argelia sigue siendo un destino muy atractivo. Ya veremos en la próxima ronda. En ella, será muy importante lo que tú me ofrezcas a cambio del acceso a las reservas, además del royalty. A la tecnología, tengo acceso. Dinero, tengo. Reservas, tengo. Mercados, tengo. ¿Tú qué me traes? Puede que me traigas acceso a reservas en otro sitio; entonces, te doy puntos. Puede que me traigas acceso a mercados; entonces, te doy puntos.
A la espera del veredicto del tribunal de arbitraje, o bien de otras actuaciones (desde la diplomacia a un posible nuevo acuerdo entre las partes), quedan aún dudas por despejar. Por ejemplo, el peso real de las razones esgrimidas por el gobierno de Argelia: los retrasos y aumentos de costes. Hoy en día, en el sector de la exploración y producción de petróleo y gas estos son constantes, especialmente cuando se dan en zonas cuyas características geográficas dificultan el trabajo, ya sea en las perforaciones en aguas profundas o bien, como es el caso de Gassi Touil, en una zona remota en el este del país. La propia Agencia Internacional de la Energía, en su último Medium-Term Oil Market Report identificaba este tipo de problemas como los principales riesgos que afectan a la industria del petróleo y el gas. Sin conocer más detalles del acuerdo y de los posibles incumplimientos de alguna de las partes, resulta sorprendente que se esgriman retrasos y sobrecostos como justificación para romper el acuerdo, cuando estos están hoy a la orden del día en el sector.

Por otra parte, la posible creación de una OPEP del gas también planea sobre la actuación de la gasista argelina. Sin embargo, en las circunstancias actuales, esta posibilidad aún parece remota. Las características del comercio de gas natural no son las mismas que en el caso del petróleo. La facilidad con la que se maneja el petróleo, líquido a temperatura ambiente, lo convierte en una mercancía fungible cuyo mercado global se ha expandido de forma muy dinámica. Sin embargo, las posibilidades de comercialización del gas natural están más restringidas y las rutas de su comercio son menos flexibles, tanto en la manera tradicional, a través de gasoductos, como mediante el gas natural licuado. En ambos casos las fórmulas empleadas hasta el momento han necesitado de acuerdos más estables y a más largo plazo entre exportadores e importadores, y los costos de establecer estas rutas son mayores, pues requieren o bien la construcción de gasoductos, o bien la construcción de plantas de licuefacción de gas en el país de origen y plantas de regasificación en los puntos de consumo.

Los países importadores de gas natural se enfrentan a un cambio en el equilibrio tradicional que han mantenido frente a los exportadores: estos tienen ahora mayor poder, debido a la creciente dependencia de los combustibles fósiles importados y a la concentración geográfica de las reservas. Además, mientras la mayoría de países importadores aseguran su suministro mediante la operación de compañías privadas tanto nacionales como extranjeras, la mayoría de países exportadores mantienen esta actividad en el sector público, de manera que, como parece haber sucedido en el caso del gas argelino, las reglas no son iguales para todos.

La cuestión del nacionalismo energético no tiene fácil solución para los países consumidores dependientes de las importaciones: o se pliegan a las nuevas condiciones, o su suministro estará en peligro, y de todas maneras, todo apunta a que los precios serán más caros. El mercado energético global está muy lejos de ser un auténtico mercado libre: nunca lo ha sido y muy probablemente nunca lo será. No solamente porque los exportadores en su mayoría actúan desde un sector público muy sensible a la orientación política de sus gobiernos, sino porque los importadores tienen una larga historia de intervencionismo exterior de toda clase (comercial, diplomático, militar) orientado a aumentar la seguridad y los beneficios de su comercio energético exterior.

Las únicas soluciones claras para estos países como España son reducir la demanda energética y con ello la dependencia exterior, al mismo tiempo que potencian las fuentes energéticas autóctonas. En todo caso, y mientras tanto, difícilmente se podrá diseñar una política comercial exterior energética, especialmente en España, sin admitir al mismo tiempo que el éxito de esta dependerá de otros equilibrios, diplomáticos, comerciales, en materia de inmigración y cooperación exterior, de transferencia de tecnología, etc.