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El ocaso de Oriente Medio

  • Sábado, 15 Octubre 2005 @ 04:30 CEST
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Artículos No sabemos con certeza cuando empezará el declinar del petróleo, pero podemos vislumbrar que no será el fin del derroche energético ni el de la cultura del automóvil. Existen otras fuentes de energía que no sólo nos permitirán seguir usando la lavadora y quemando kilómetros, sino que son suficientes para que el resto del planeta también se pueda subir al carro del derroche energético. Las fuentes y vectores más prometedores son los combustibles sintéticos, la energía nuclear y el hidrógeno, sin olvidar las energías renovables que también pueden jugar un papel.

Para empezar, precisar que no se acabará el petróleo como anuncian algunos confusamente. Siempre quedarán reservas cuya extracción resultará más cara que utilizar otras fuentes de energía alternativas. Pero lo que es seguro es que el consumo de un recurso finito como el petróleo declinará en algún momento. No sabemos cuando porque no conocemos con certeza qué reservas quedan, qué yacimientos nuevos se descubrirán o qué tecnologías nuevas de extracción se desarrollarán y harán rentables. Más que el fin del petróleo, será un largo declive en el que cada vez se utilizará menos el petróleo y más otras fuentes de energía alternativas.

Podemos hacer estimaciones, y de hecho hay gente que las hace y piensa que estamos a punto de entrar en el declive petrolífero, pero saber con más precisión la fecha no va a cambiar unos hechos que parecen claros: En el futuro tendremos que reducir nuestra dependencia de petróleo y podremos aumentar nuestra dependencia de otras fuentes de energía alternativas con las que seguir manteniendo o aumentando nuestro consumo energético (y el del resto del mundo).

De hecho el petróleo es muy poco utilizado para la generación de electricidad (sólo el 7% de la electricidad proviene del petróleo en el 2003). Los otros combustibles fósiles como el carbón (40% de la electricidad) y el gas natural (19%), son los más usados en las centrales termoeléctricas. No será la generación de electricidad la que se vea afectada por el declive petrolífero sino la producción de combustibles para el transporte.

No, no habrá que echarle al coche paletadas de carbón como en las viejas locomotoras de vapor o quemar madera como el gasógeno heroico de la posguerra, la buena noticia es que contamos con tecnologías probadas para producir combustibles sintéticos a partir de carbón y gas natural. No es ciencia ficción, Sudáfrica obtiene una buena parte de sus combustibles del carbón (herencia del embargo petrolífero de tiempos del apartheid), y la Shell tiene en Malaysia una planta de producción de combustible sintético a partir de gas natural. Son tecnologías que no han alcanzado la madurez y todavía no sabemos qué coste tendrán estos combustibles en el futuro, pero parece que nos permitirá mantener el modelo actual de desplazamiento motorizado personal y derrochador, sobre todo teniendo en cuenta que hay tecnologías de la automoción más eficientes, como los coches híbridos, que pueden ayudar a mantener la cultura del automóvil.

¿Por qué no menciono los coches eléctricos? Porque su autonomía es limitada y eso hace que no sean muy atractivos para los usuarios.

El declive del petróleo y la transición a otros combustibles es preocupante porque no sabemos si se hará tranquilamente o con sobresaltos, y por sobresaltos hay que entender altos precios de los combustibles. Los actuales altos precios del petróleo pueden ser sólo un aperitivo de lo que ha de venir. No tenemos por qué ser nosotros los peor parados. Aunque los países ricos nos podamos permitir unos precios inflados, seguramente serán los productores y usuarios de los países pobres los que más los sufran. La vida es dura. Pero será en todo caso un trauma de duración limitada. Lo siento, a largo plazo no tienen por qué faltar combustibles para reventar el cuentakilómetros de nuestro coche.

Además habrá otros cambios que pueden tener impredecibles consecuencias geopolíticas. El reinado energético de Oriente Medio probablemente se acabará. Curiosamente China y EEUU son con diferencia los mayores productores de carbón, y Rusia y EEUU lo son de gas natural. Esperemos que el declive del petróleo acabe con la fea costumbre de hacer guerras en Oriente Medio para garantizar la estabilidad y el suministro energético.

Si podemos contar en el futuro con combustibles sintéticos basados en el carbón a precios asequibles, no nos tendrá que preocupar tanto el declive del petróleo como el declive del carbón, que será probablemente el último combustible fósil en decaer. Pero eso nos deja un margen holgado de más de 50 años probablemente para seguir quemando combustible. O quizás si deberíamos preocuparnos. Medio siglo soltando toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera son muchos años y plantea un grave riesgo climático.

Por sus emisiones de gases de efecto invernadero, ni los combustibles fósiles, ni los sintéticos son la mejor opción. A largo plazo, por el inevitable declive del gas natural y el carbón, tampoco son una opción duradera. La energía nuclear, las energías renovables y el hidrógeno pueden ser una mejor alternativa.