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Todo por el petróleo

  • Domingo, 28 Noviembre 2004 @ 14:20 CET
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Artículos

Por su interés, reproducimos comentado el artículo aparecido en el periódico Al-Jazeerah.

El columnista Bill Henderson da un repaso muy concienzudo al esquema de la política exterior estadounidense en Irak y Medio Oriente, en este medio que tanta difusión tiene en el mundo árabe y revuelca con daos contrastados, las tesis blandas de Ian Bremmer, del World Policy Institute, organismos creados para el manejo de la opinión publica mundial y que pone paños calientes a la segunda administración de Bush, pronosticando, seguramente para acallar las conciencias, que este mandato será “no intervencionista”, como solían ser los mandatos republicanos, argumento que no se sabe bien de dónde se saca este “think tank”. Lo que queda claro, es que el pueblo árabe no parece estar tan engañado como algunos pueblos occidentales, que siguen creyendo que la presencia militar es para devolver la democracia a Irak. Difícil papeleta para todos, víctimas de la ocupación y también para los invasores y ocupantes actuales y los que se quedan a las puertas esperando su oportunidad.

Por Bill Henderson

Al-Jazeerah, 26 de noviembre de 2004

All for Oil

En una columna muy bien razonada ( Different dynamic for a Bush doctrine) un importante miembro del Instituto para la Política Mundial (World Policy Institute), Ian Bremmer, predice que “la segunda Administración de Bush hará una política exterior basada en un conjunto de supuestos y de opciones políticas sustancialmente diferentes a las que hemos visto en los últimos cuatro años”.

Argumenta, de forma convincente, que en la guerra interna entre los intervencionistas neoconservadores (Wolfowitz y compañía) y los multilateralistas (Powell), ambos han terminado perdiendo.

Las políticas de ambos grupos se han visto desacreditadas y ninguno de ellos representa las ideas tradicionales republicanas en política exterior.

Bremmer predice que Bush volverá a una política exterior tradicional republicana, mucho menos intervencionista. Y predice que sacarán la mayoría de las tropas estadounidenses de Irak tan pronto como sea posible, después de las elecciones iraquíes.

En épocas normales se podía apostar por las predicciones eruditas del Sr. Bremmer por un Segundo mandato presidencial. Pero hay un importante y siniestro acontecimiento que concentra la atención de los que están en el poder con Bush. El unilateralismo conservador y la construcción multilateralista de coaliciones de los dispuestos, son sólo dos de las posibles soluciones tácticas para hacer frente a un reto sin precedentes para los EE.UU. los valores estadounidenses y el modo de vida Americano.

¿La guerra contra el terrorismo? No

En un análisis razonado sobre el lugar de los EE.UU. en el mundo, del imperio estadounidense y de los costes de este imperio, el 11-S fue una picadura de abeja: apenas tres mil personas en un ataque horrible, llevado a cabo por un reducido grupo de terroristas suicidas. Al igual que las brutales decapitaciones de los capturados, en videos horripilantes, las represalias terroristas deberían ser un tristemente esperado, pero a fin de cuentas, un inconveniente muy pequeño a la utilización del poder por parte de los EE.UU.

No, el reto importante al que la administración Bush y los EE.UU. se enfrentan es el riesgo, muy real, de la continuidad del suministro de la verdadera sangre vital de los EE.UU.: el petróleo.

La producción mundial llegará a su cenit ( o posiblemente ya ha llegado) en pocas décadas. La creciente demanda de petróleo, especialmente de China e India, unida a la siempre creciente demanda estadounidense (un 20% de la demanda mundial) y el consumo de otros países desarrollados, ha tensado mucho el mercado, duplicando el precio del crudo de referencia. Algunos analistas financieros ven el petróleo a 100 US$ (el barril) en nuestro futuro inmediato y los pesimistas, predicen dramáticamente la madre de todas las depresiones, una nueva época oscura e incluso una mortandad humana, a medida que sobrepasemos el cenit de Hubbert, hacia las pendientes agudas de una producción mundial de petróleo en rápida disminución.

El petróleo a 100 US$ será malo para los negocios. Es un espectro que congela a una administración que trata de gestionar una hegemonía económica estadounidense precaria, basada en un dólar muy vulnerable. Este siniestro escenario es potencialmente más devastador para los EE.UU. de Bush que cien 11-S.

Y no se tienen en cuenta predicciones más pesimistas, de un declive incluso más rápido de los suministros del petróleo, que lleva la dislocación del mercado a guerras por los recursos y a una desintegración social catastrófica, para aquellos que pierdan el acceso al petróleo.

La Administración Bush no sólo intentó un cambio de régimen en Irak para proteger a los EE.UU. y a su hegemonía de la amenaza de las armas de destrucción masiva y del terrorismo; no solo fue una nueva cruzada dirigida por fantasias geopolíticas Le Carré Latest: an angry novel on US-led war contra el Islam radical y para apoyar al aliado de EE.UU. en Oriente Medio, Israel; no intentaba crear una coalición de los dispuestos, como en la primera guerra del Golfo, sólo para hacer frente a la invasión iraquí.

En Irak se están construyendo bases militares permanentes y oficinas consulares del tamaño del Pentágono estadounidense, porque el 60% del petróleo mundial procede de un Oriente Medio crecientemente hostil y éste porcentaje de los suministros del bien mundial más apreciado aumentarán la próxima década; y porque el control de Irak es un factor decisivo para el control de Oriente Medio.

Las tropas estadounidenses no están en Irak por razones ideológicas; esto no es una réplica de la teoría del dominó de Vietnam. Tenga o no éxito el sueño neoconservador de construir una nación –emulando el éxito de los líderes estadounidenses en el Japón y la Alemania de la posguerra-, esto es secundario para el control militar estadounidense del área estratégica clave, dentro del área geoestratégica más importante del mundo.

EE.UU. tiene más de 800 bases militares por todo el mundo y un poder militar imperial apabullante. La protección de los intereses estadounidenses, especialmente los de los negocios estadounidenses y el flujo de bienes vitales para ellos, es el mandato militar de los EE.UU. Dada la globalización y la construcción de las realidades del suministro petrolífero, el tradicional aislacionismo republicano ni siquiera se está considerando.

Después de la Primera Guerra del Golfo, el entonces Secretario de Defensa Dick Cheney acordó una política exterior republicana y tradicional de no intervención en respuesta al Irak de Sadam: los EE.UU. y la coalición no entraron en Irak, ni iniciaron el cambio de régimen ni la reconstrucción de la nación. Se retiraron, apoyándose en la contención military y multilateral y continuaron con el control económico estadounidense del petróleo (apoyados, desde luego, por un siglo de presencia military estadounidense)

Pero en 1999, surgió una nueva realidad más inquietante. En un discurso en el Instituto del Petróleo Discurso de Dick Cheney, en noviembre de 1999, Dick Cheney mostró una aguda comprensión del problema que se estaba creando:

”El mundo en su conjunto, espera que las companies petrolíferas sigan descubriendo y desarrollando el suficiente petróleo para cubrir los setenta y un millones de barriles diarios que se consumen, pero además que puedan satisfacer las nuevas demandas. Según algunas estimaciones, el crecimiento anual mundial de la demanda de petróleo sera de un promedio de un 2% en los próximos años y esto, junto a un conservadortres por ciento de declive natural de la producción en las reservas existentes. Esto significa que para el 2010 necesitaremos del orden de cincuenta millones de barriles adicionales diarios. Así que ¿de dónde vendrá el petróleo? Los gobiernos y las empresas nacionales del petróleo controlan obviamente cerca del noventa por ciento de los activos. El petróleo sigue siendo un negocio fundamentalmente de los gobiernos. Aunque muchas regiones del mundo ofrecen grandes oportunidades petrolíferas, Oriente Medio, con sus dos terceras partes del petróleo mundial y al menor coste, es donde el se encuentra premio definitivo...”

El acceso al petróleo es el problema IMPORTANTE. Y es un problema para el gobierno de los EE.UU. Al comienzo del primer mandato de Bush hijo, bastante antes del 11-S, ya Cheney estaba proponiendo un cambio de régimen. Visto en retrospectiva, las armas de destrucción masiva de Sadam Husein y la guerra contra el terror, solo fueron excusas exageradas: trucos políticos o ilusiones ópticas para esconder las razones que verdaderamente subyacen bajo las acciones estadounidenses.

El programa del segundo mandato no incluirá intervenciones militares del estilo de la de Irak, en Irán o Corea del Norte, como probablemente debería esperarse de una política exterior tradicional republicana no intervensionista.

El presidente Bush ya ha lanzado nuevos ataques de improperios contra Corea del Norte, pero con toda probabilidad, la acción de su administración se quedará en esto, si no hay una escalada coreana.

Irán es un reto diferente para el gobierno de Bush: una extensión de la presencia militar estadounidense no es posible, desde un punto de vista práctico, por el momento, pero Irán intenta, al parecer, una disuasión nuclear por razones obvias y está construyendo con China nuevos puentes contractuales con el petróleo y armamento.

Pero la gran presencia militar y de gobierno estadounidense en Irak es para quedarse allí. El conflicto entre EE.UU. y el mundo islámico crecerá a medida que sea más conocida la política estratégica estadounidense en Irak y desde luego ,en todo Oriente Medio

Y la opción estadounidense cuya vía política sólo puede percibirse como un intento de quedarse militarmente con el petróleo, cuando éste va llegando a su fin, engendrará, sin duda, respuestas, quizá impredecibles, quizá muy sorprendentes, de la nueva y emergente potencia mundial, China, de la todavía Rusia nuclear y de una más amplia comunidad mundial que comenzará a sentirse preocupada cada vez más por el liderazgo estadounidense y su propia posición, dentro o fuera del fortín militar que controla el acceso al petróleo.

Dada la magnitud del problema del cenit del petróleo y de la importancia petrolífera de Oriente Medio y su elección de la vía militar para hacerse con el petróleo, este segundo mandato de Bush tiene pocas salidas que no sean la continuación de una política exterior agresiva, intervencionista y unilateralista.

Pacificfringe