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El atolladero del petróleo en El Correo

  • Jueves, 21 Octubre 2004 @ 18:47 CEST
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Artículos El historiador y especialista en el mundo árabe Juanjo Sánchez Arreseigore publicó el pasado día 12 de Octubre el artículo "El atolladero del petróleo", en la seccion de Opinion del diario "El Correo español-el pueblo Vasco" de Bilbao. Por su interés, reproducimos a continuación el texto del artículo: El atolladero del petróleo

Juanjo Sánchez Arreseigore
HISTORIADOR, ESPECIALISTA EN EL MUNDO ÁRABE

Están empezando a quedar atrás los buenos viejos tiempos en que los precios del petróleo estaban 'sólo' por las nubes. Existe el grave riesgo de que los altos niveles actuales nos parezcan moderados dentro de un par de años. Se han unido dos factores para esta subida espectacular. El primero es el aumento del consumo mundial en general y en especial el tirón de China, la potencia mundial emergente, devoradora insaciable de recursos ahora que sus 1.300 millones de habitantes se están industrializando. Este factor merece ser resaltado porque la demanda de China esta tirando hacia arriba de los precios de muchas materias primas y no sólo del petróleo. Al mismo tiempo, la cada vez más grave situación en Irak y la creciente guerrilla del delta del Níger han sembrado la inquietud en los mercados al amenazar e incluso bloquear el suministro desde dichos países. Sin embargo, la situación no es tan grave como parece cuando leemos que los precios se acercan ya de forma sostenida a los 50 dólares por barril e incluso los superan. Si tenemos en cuenta la inflación acumulada en los últimos decenios, para igualar los precios máximos de 30 ó 32 dólares de 1979 el barril de petróleo debería subir hasta los 78 u 80 dólares actuales, y todavía estamos bastante lejos de semejantes precios.

La verdadera amenaza que pesa sobre la economía mundial estriba en la posibilidad de permanencia indefinida de estos precios altos. En el pasado reciente las crisis del petróleo eran fenómenos cíclicos que sólo duraban unos pocos años antes de remitir. El mismo aumento de los precios ponía en marcha mecanismos correctores: reducciones del consumo por ralentización de la economía y por estrategias de sustitución, unidas a aumentos de la producción al entrar en servicio pozos poco o nada rentables anteriormente, además de la búsqueda frenética de nuevos yacimientos. Los ecologistas amenazaban una y otra vez con el agotamiento del petróleo pero, aunque las reservas de este material son en efecto limitadas y se acabarán realmente algún día, tales profecías apocalípticas resultaron ser siempre muy prematuras.

El nuevo factor que puede cambiar este ciclo de ascenso y caída de los precios es el desarrollo de grandes naciones del Tercer Mundo. No es sólo China, sino también India, con 1.000 millones de habitantes, cada vez más desarrollada e industrializada, al igual que otros países más pequeños. Hasta fechas muy recientes el mundo desarrollado -es decir, Estados Unidos, Japón, Canadá, Europa occidental y un par de países más- abarcaba una pequeña fracción de la población mundial, en realidad no llegaban siquiera a las cifras de China o India por sí solas.

Una terrible crisis es inminente. No es posible negarles el desarrollo a los países subdesarrollados. El subdesarrollo es la fuente de infinidad de miserias, injusticias, conflictos bélicos y problemas de todo tipo, pero el planeta entero no dispone de los recursos físicos suficientes como para sostener un desarrollo y un nivel de vida occidental a escala mundial, no sin una drástica reducción de la población, un espectacular salto tecnológico o ambas cosas al mismo tiempo. No hay posibilidades reales de agotamiento absoluto de las reservas petrolíferas hasta 2050 ó 2060 como muy pronto, pero la escasez relativa podría ser inminente. Por otra parte, los precios podrían llegar a subir tanto que sería tan forzoso prescindir del petróleo como si de verdad se hubiese agotado por completo.

Pero esto es mucho más fácil hacerlo que decirlo, especialmente en el terreno del transporte y sobre todo de la aviación. Las guerras que previsiblemente estallarán por los recursos menguantes sólo servirán para exacerbar la crisis sin resolverla. La catástrofe que se avecina podría exigir la instauración de un nuevo orden mundial pero éste podría asumir formas muy diversas. Los norteamericanos dan por sentado que dicho nuevo orden sólo podría consistir en su incontestada hegemonía planetaria, pero eso no es más que un delirio megalómano. Todo el poderío militar norteamericano, toda su tecnología, toda su riqueza, sus proclamas y su arrogancia no han sido suficientes para controlar Irak. Más aún, su política en Oriente Medio ha contribuido a exacerbar la presente crisis. En tales condiciones, sería quimérico imaginar que pueden controlar el mundo. De hecho, bajo la actual administración son más débiles de lo que nunca han sido en décadas, con mucha tecnología pero poca infantería, enemistados con la mayoría de sus aliados y lastrados por enormes déficits financieros. La solución no vendrá de Washington, al menos por el momento.

Como por ahora las reservas mundiales de petróleo están lejos de agotarse y durante las crisis anteriores hemos conseguido una cierta experiencia en tecnologías y estrategias de ahorro y sustitución, es posible que la presente situación remita dentro de algún tiempo, pero el nuevo panorama creado por China implica que el descenso de los precios no será tan intenso ni tan largo como en ocasiones anteriores. Aún así, ésa podría ser la última oportunidad del Gobierno español para trazar planes y hacer preparativos para afrontar la mayor amenaza previsible contra la seguridad futura del país. Es desesperante contemplar el panorama con la casi absoluta certeza, derivada de la experiencia, de que nada va hacerse hasta que la crisis final explote.